En esta etapa de la carrera de Robert de Niro, ya había empezado a aceptar todo lo que le ofrecían. Afortunadamente, esta es de las buenas, en la que no solo se sale con la actuación en ciertos momentos, sino que también lo hace el resto del reparto principal.
Además, es un drama familiar con toques policíacos que combina intensidad dramática, personajes interesantes y una historia simple y muy fácil de seguir, pero también muy efectiva.
El escenario de Long Beach es curioso: una ciudad junto al mar muy venida a menos, casi despoblada pero llena de mala gente, donde el personaje de James Franco se deja caer en asquerosos cuchitriles.
Lo mejor de la película es todo lo que tiene que ver con la relación entre los dos personajes principales, que resulta ser bastante emotivo. Es por esto, y sobre todo en la escena final, donde Robert de Niro hace honor a su gran reputación, a pesar de que esta película en concreto no es una de las mejores que ha hecho, ni de las más conocidas por el gran público.
Me gusta también que, siendo del estilo que es, la película sea corta y que dure justo lo necesario. Si fuera más larga le habría sentado mal.
Es un drama estupendo, donde los actores y la historia forman un conjunto de buena calidad.