La película tiene muchos peros que ponerle, éso ya lo sé, pero también tiene elementos que hacen de ella un "producto" agradable. Y es que en mi humilde opinión a veces perdemos de vista que esto del cine no sólo es arte, sino también industria. Y si no hay algo de industria casi seguro que apenas si habría algo de arte (sí esas películas que todos recordamos como algo especial). Llegados aquí, y una vez sabido que lo que juzgamos no es una obra de arte (como no lo era Gladiator, que parece mentira cómo podéis comparar ésta con aquélla, como si Gladiator fuera el no va más), podemos contemplarla como lo que es: un divertimento con elementos muy notables; destaco sólo dos: toda la cuestión de las localizaciones y alguna escena de acción, como la primera batalla, son excelentes; la tal Kurylenko se come la pantalla cada vez que sale y, realmente, transmite tan bien el odio concebido a los romanos que nos olvidamos que ella es una heroína y su pueblo unos luchadores por su libertad. Los malos malos son los romanos y, en especial, sus clases dirigentes, corruptas y asquerosas. Como se puede apreciar al final de la película y como nos ocurre a nosotros hoy día con casi todos los políticos. La conclusión: sólo desde un análisis político merece la pena este film, pero tampoco aburre. Eso sí, puede cargar a más de uno por muchas cosas.