Esta miniserie relata la vida en la comunidad de cristianos pentecostales de Knutby y cómo esa comunidad que, al parecer, llevaba más de un siglo funcionando, derivó bajo el mandato de Asa Waldau ("La novia de Cristo", se hacía llamar) y su lugarteniente, el pastor Heldge Fossmo.

Los pros de la serie son su brevedad (ya podría aprender "El Juramento"), y las entrevistas en primera persona de los ex-miembros de dicha comunidad.

Entre los contras se cuentan que, aún tratándose de tan sólo seis capítulos, sigue resultando un poco larga y algunos capítulos, algo confusos.

La confusión también puede derivar de la narración no lineal. Es poco menos que un dogma, hoy en día, que una narración no debe realizarse en orden temporal y que no deben faltar flashbacks y constantes vueltas en el tiempo.

¿Por qué? Lo ignoro pero, por lo menos en este caso, resulta difícil ubicarse entre los nombres nórdicos (para los que no lo somos) y los citados saltos temporales.

Quizá la serie está pensada para público que conoce el tema (entiendo que debió ser muy famoso en su país) pero, visto desde fuera, puede resultar un poco errática.

Aún así, el tema es suficientemente interesante y las entrevistas lo suficientemente desgarradoras como para mantenerte en vilo.

La conclusión es la que siempre se tiene cuando se habla de (digámoslo ya) sectas: que en el momento que permites que otra persona decide por ti qué es bueno y qué malo, sea porque hable en nombre de Dios, o por cualquier otro motivo, le abres la puerta a todo tipo de abusos.

En ese sentido, a esta serie le debemos la presentación de dos villanos de película (porque parecen personajes de ficción) inolvidables: la megalómana y delirante líder del grupo (Asa) y el sibilino pastor, cuya capacidad para mentir y manipular no deja de asombrarte en ninguna de sus entrevistas e interrogatorios.