La filmografía de Forqué no deja de ofrecer sorpresas agradables, por lo menos en los 50 y 60, y esta es una totalmente inesperada.

Aunque ni el título (existe otra versión del mismo más acertada "Buscando a Mónica") ni el cartel parecen presagiar nada bueno, nos encontramos ante una película que - de ser italiana o francesa - se encontraría mencionada en las antologías del cine de crítica social.

Por supuesto, gran parte es el guión escrito, entre otros, por Jaime de Armiñán.

Guión en el que nos encontramos una estructura de narración desde varios puntos de vista, lo que hace que aumente la intriga sobre lo que realmente ocurrió y quién era realmente Mónica.

Entre lo peor de la cinta están, además de la irregular interpretación de Carmen Sevila y unos doblajes - típicos de la época - que hoy en día resultan muy chocantes, la inclusión de un par de números musicales con una de las canciones menos afortunadas del, habitualmente acertado, Augusto Algueró.