El maestro jardinero es la última película del veterano Paul Schrader, quien cierra su trilogía sobre personajes atormentados por su pasado y que buscan una forma de redimirse. En esta ocasión, el protagonista es Narvel Roth (interpretado por Joel Edgerton), un horticultor que se encarga de los jardines de una rica viuda, la señora Haverhill (interpretada por Sigourney Weaver). Su vida ordenada y tranquila se ve alterada cuando tiene que acoger como aprendiz a Maya (interpretada por Quintessa Swindell), la sobrina nieta de su jefa, una joven rebelde y problemática. Entre ellos surgirá una relación que pondrá en peligro los secretos que Narvel oculta desde hace años.

Es un thriller dramático que explora temas como la culpa, el perdón, la violencia, el racismo y la ecología. Schrader utiliza el jardín como metáfora del ciclo de la vida y de las distintas formas de afrontar la realidad. El guion está bien construido y tiene algunos giros sorprendentes, aunque también cae en algunos clichés y situaciones poco creíbles. La dirección es sobria y elegante, con una buena fotografía y una música discreta. El reparto está encabezado por Joel Edgerton, quien realiza una interpretación contenida y convincente de un hombre que intenta escapar de sus demonios. Sigourney Weaver está correcta en su papel como la aristocrática y manipuladora señora Haverhill, aunque su personaje carece de profundidad. Quintessa Swindell cumple como la joven Maya, que representa el contrapunto vitalista y rebelde en contraste con el protagonista.

El maestro jardinero es una película interesante y entretenida que ofrece una reflexión sobre la posibilidad de cambiar y mejorar nuestra vida. Sin embargo, no alcanza el nivel de otras obras de Schrader, como Taxi Driver o El reverendo, y se queda como un producto correcto pero poco memorable.