La quinta entrega de la saga Piratas del Caribe nos trae de vuelta al carismático capitán Jack Sparrow (Johnny Depp), quien se enfrenta a un nuevo enemigo: el capitán Salazar (Javier Bardem), un pirata fantasma que busca vengarse de todos los que navegan por los mares. Para escapar de su furia, Sparrow tendrá que encontrar el legendario Tridente de Poseidón, un artefacto que le otorga el control de los océanos. En su aventura, contará con la ayuda de un joven marinero llamado Henry Turner (Brenton Thwaites), hijo de Will Turner (Orlando Bloom) y Elizabeth Swann (Keira Knightley), y de una astrónoma rebelde llamada Carina Smyth (Kaya Scodelario).

Es una mezcla de acción, comedia, fantasía y romance, con espectaculares escenas de batallas navales, persecuciones, explosiones y efectos especiales. Sin embargo, también es una película larga, predecible, repetitiva y con poco sentido del humor. El guion es flojo y lleno de clichés, los personajes son planos y poco desarrollados, y la trama es confusa y sin sorpresas. La magia y el encanto de las primeras entregas se han perdido, y lo que queda es una fórmula gastada y sin gracia.

El reparto está encabezado por Johnny Depp, quien sigue interpretando a su icónico personaje con su habitual gestualidad y excentricidad, pero que ya no consigue hacer reír ni emocionar como antes. Javier Bardem hace un buen papel como el villano principal, con una caracterización impresionante y una voz amenazante, pero su personaje carece de profundidad y motivación. Los actores jóvenes Brenton Thwaites y Kaya Scodelario intentan aportar algo de frescura y química a la historia, pero sus personajes son poco interesantes y su romance es forzado. Los veteranos Geoffrey Rush, Orlando Bloom y Keira Knightley tienen apariciones breves y anecdóticas, que solo sirven para conectar con las anteriores películas.

La dirección corre a cargo de Joachim Rønning y Espen Sandberg, quienes logran crear algunas escenas visuales impactantes y divertidas, como la del robo del banco o la del mar abierto. Sin embargo, también abusan de los efectos digitales y de las secuencias exageradas e inverosímiles, que restan credibilidad y coherencia al conjunto. La música de Geoff Zanelli es correcta pero poco memorable, y recupera algunos temas clásicos de la saga.

En definitiva, Piratas del Caribe: La venganza de Salazar es una película entretenida pero mediocre, que no aporta nada nuevo ni original a la franquicia. Es una película para los fans incondicionales de Jack Sparrow y para los amantes del cine palomitero sin pretensiones.