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Voto de Argoderse:
7
Drama Cleo (Yalitza Aparicio) es la joven sirvienta de una familia que vive en la Colonia Roma, barrio de clase media-alta de Ciudad de México. En esta carta de amor a las mujeres que lo criaron, Cuarón se inspira en su propia infancia para pintar un retrato realista y emotivo de los conflictos domésticos y las jerarquías sociales durante la agitación política de la década de los 70. (FILMAFFINITY)
27 de diciembre de 2018
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
"¿Y qué esperaban qué levitara o qué levantará un jet? Lo que están viendo es una proeza. No me creen ¿verdad? ¿Por qué no lo intentan?". La frase extraída de un personaje de Roma, de Alfonso Cuarón, bien podría resumir la película del director y guionista mexicano que está dando qué hablar estos días. Para unos: obra maestra; para otros: un soberano aburrimiento.

Y lo cierto es que ni una cosa ni la otra. Al menos para mi, pues tiene un poco de los dos extremos y entre ellos navega esta parte de la infancia del propio Cuarón, como ha reconocido en numerosas entrevistas sobre este viaje al seno de una familia de clase media-alta que vive en la Colonia Roma, en la convulsa Ciudad de México de los años setenta.

Y allí encontramos a la niñera y sirvienta Cleo -Yalitza Aparicio-, que dentro de esta familia vive sus particulares dramas erigiéndose, junto a la señora de la casa, Sofía -Marina de Tavira-, como la gran protagonista de esta tragedia rica en matices. Dos actrices que está muy bien en sus particulares papeles. La primera, todo contención; y la segunda, majestuosa, como una gran dama clásica.

Porque Roma es todo eso al final. Un drama sobre la rutina, los problemas y éxitos de la vida. Radiografía de conflictos matrimoniales, generacionales, parentales, sociales o personales. Es en todos estos puntos donde el trabajo de Cuarón va dando coletazos, mostrando las desigualdades sociales en su México natal o el papel fundamental de las mujeres que marcaron su infancia. Tanto la propia sirvienta como la matriarca, los dos pilares fundamentales de la familia.

Roma también es un retrato de la soledad que puede experimentar el individuo en su día a día. Un mazazo tras otro. Y con mucha simbología y escenas tan tremendas como la que ilustra el cartel de la propia película. Quizá la más desgarradora de todo el filme y que da sentido al trabajo más personal del cineasta hasta la fecha.

Así pues, la obra de Alfonso Cuarón, que se puede ver en Netflix, destaca por su introspección. Un trabajo muy detallista e íntimo que va de menos a más, ya que al principio cuesta entra en ella por el ritmo pausado -marca de la casa- que le imprime el director ganador de un Oscar por Gravity. Y al igual que esta última, técnicamente es una maravilla, pues la cámara del director mexicano regala planos brutales, con una fotografía de corte clásico y puro. Del gusto de los academicistas.

Ahora bien y por eso mismo, Roma no es apta para todos los públicos. Necesita de mucha paciencia y calma. Ya no solo por el ritmo lento que acompaña a toda la película, sino porque en definitiva no está contando nada más que los hábitos cotidianos de una familia adinerada, con su particular idiosincrasia.

Lejos de la técnica, el drama de los componentes de esta familia puede llegar a importarte un comino y entonces, la película de la que todo el mundo habla, se desvanece. Se convierte en algo tedioso. Pero si consigues zafarte de esa sensación y prestar atención a los detalles, Roma te convencerá.

Más datos sobre esta y otras películas en http://argoderse.com
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Argoderse
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