Sin tanta acción, pero con un mayor grado de sentimentalismo.
Eastwood muestra lo absurdo de las guerras y el caos que ellas suponen para un país y unos ciudadanos que no creen en ella, aunque mueran por defenderla.
No se detiene para describir cuerpos mutilados (ya lo había hecho en la versión americana) sino en mostrar el lado más personal de los que luchan por su país. La película muestra minuciosamente cada detalle que se vive tras las trincheras japonesas: miedo, desesperación, incertidumbre...
Fantástico el ataque aéreo del comienzo y fantástica película bélica poco convencional.