Hay que reconocer que el hecho de que la historia esté basada en hechos reales salva el cuello de Sean Penn, porque su película cojea por los cuatro costados, ya que por momentos consigue estar más cerca de la ingenuidad que de la profundidad que presume.
La situación que se plantea desde un principio suena a pataleta juvenil y uno espera que se vaya diluyendo, pero el personaje no nos da grandes muestras de madurez, y lo poco que sabemos de él es que ha roto sus tarjetas de crédito y que quiere ir a Alaska.
Un tipo que se fuga de casa por su inconformismo con el sistema de vida, no debería quedarse en los Estados Unidos. Podría tener más iniciativa y conocer mundo.
Este mismo joven podría quitarse el reloj y pasar un poco del tiempo, las horas y esos rollos antinaturales que se han inventado.
Un chaval que se propone vivir en plena naturaleza creo que no ha de plantearse si la chica que tiene delante es mayor o menor de edad, con que haya atracción mutua debería bastar.
Bien es cierto que al estar fundamentado en las peripecias de un personaje original, no sería justo reprochar ciertos detalles al conjunto del film.
Lo que sucede es que esos detalles no parecen premeditados, sino más bien improvisados, y donde realmente está la fuerza de la película es en los sentimientos que se pretenden transmitir, que no llegan a cuajar, y no por falta de una excelente fotografía, unas interpretaciones más que correctas y una atinada banda sonora.
El principal problema es el modo en que se muestran todas esas sensaciones: la voz en off (sobre todo la de la hermana) no es apropiada y se abusa de la cámara lenta para crear un clima que ya está presente. Sin embargo, lo que le falta a la cinta es personalidad. No es una road-movie ni cine de aventuras, es más bien un drama juvenil, explicado a trompicones (ahora lo llaman “flashbacks”) y sin una seña de identidad que catalogue a esta película como una protesta o un símbolo de desaprobación hacia el sistema. Más bien se trata de una acumulación de sacudidas y emociones en torno a un joven desorientado que conmueven a la fuerza por su perseguido y obligado final.