'Glee' tiene una pega evidente que restringe sus numeritos en los contadores de audiencia: es inflexible; está hecha para un público selecto dispuesto a tragarse seis temporadas que siguen- sin descanso- el método de 'High School Musical' y similares. No obstante, en contraposición, tiene grandes puntos positivos. Se trata de una comedia dramática donde la ironía, el humor semi-negro y el convertir las desgracias propias en algo que se debe compartir para aprender a convivir con ellas, son tres de sus pilares fundamentales. La serie cuenta con un mensaje tan sumamente inclusivo que consigue obviar muchas horteradas añadidas de manera forzada. ¿Y el cuarto pilar que sustenta la producción? Sin duda, la música. Con un elenco que, por suerte es tan completo que te permite escoger a tres o cuatro favoritos, 'Glee' hace un homenaje a todos y cada uno de los estilos musicales con una dedicación y un gusto extraordinario. Muy buena.