Más allá de esta manía particular y que podríais catalogar como endeble, se esconde un argumento nada prosaico que me dispongo a exponer: desde tiempos inmemoriales, se ha usado el frío extremo como elemento dinamizador de la perversión y la locura, y lo que es peor, otorgador de un cariz de profundidad al tema, sea cual sea.

Y será por pura casualidad, pero generalmente las películas que usan tal pretexto suelen ser malas. Para muestra, un botón, que por mucho Fassbender que nos cuelen, "El muñeco de nieve" es un telefilme de sobremesa. El nivel es el mismo, tanto del argumento como de las actitudes de los personajes. Todo empieza a cuadrar cuando descubres que el director es el menda lerenda que parió la igualmente presuntuosa y soporífera "Déjame entrar". Aquella aún se la compraron y me congratula ver que esta ya no. Espero que así siga siendo.