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Voto de Sacri94:
7
1 de mayo de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que Luc Beeson y Pierre Morrel se asociaran en 2008 para crear 'Venganza', ese producto palomitero de presupuesto medio/bajo tan rentable, el subgénero monopolizado por Charles Bronson en su día, volvió a la actualidad. Porque desde hace años, las películas de engaño, traición o asesinato y consecuente venganza por parte de un solo hombre contra la mafia X (llamale X a rusa, china, italiana, eslovaca...) o contra un hombre en particular se podrían agrupar en un género. No sé cual podría ser su nombre o si ni siquiera existe ya, pero es algo que se podría hacer. El género de las tortas sería un buen nombre, pero no estoy aquí para discutir sobre ello. Como venía diciendo, los ejemplos de este tipo de películas desde 2008 son muchos, y en casi todos ellos figura Liam Neeson: 'Sin identidad', 'Una noche para sobrevivir', 'Caminando entre tumbas', 'Sin escalas' o las dos secuelas de 'Venganza' son los ejemplos más populares. También tenemos 'The equalizer' con Denzel Washington, para cambiar de actor principal. Miles de ejemplos hay, y con matices, siendo algunas más interesantes que otras, todas vienen a ser lo mismo. 'John Wick', la película que nos ocupa, no se libra de esto. Sigue siendo lo mismo, pero con matices, y acaba siendo una de las interesantes dentro de estas películas clónicas. No es la mejor película del año, ni una de las más destacables. Pero en entretenimieno, ritmo y espectacularidad, pocas le ganan.
'John Wick' aún no ha llegado a la cartelera española y no cabe ni la más remota posibilidad de que esto sea así. Tampoco la han sacado en formato doméstico en España y por desgracia para un coleccionista como yo, no la van a sacar nunca. La única posibilidad de disfrutar de ella a través de vías legales es vía Netflix o haber tenido la suerte de verla cuando la programaron en Cuatro. Este, es uno de los muchos casos inexplicables que sucede con la distribución de las películas en España. Con el éxito que ha tenido aquí la trilogía de 'Venganza' y las muchas otras películas de este estilo que se han estrenado, 'John Wick' habría sido un éxito cantado. Un actor de renombre como Keanu Reeves y un argumento tan palomitero, podría haber funcionado a la perfección. Pero nadie se atrevió a dar el paso y fue cayendo en el olvido una de las cintas más rentables del 2014, que costando 20 millones de dólares acabó recaudando 86 millones de dólares únicamente en cines, sin contar el éxito que también supuso su salida al mercado doméstico. Luego vemos como siguen llegando a las grandes pantallas bodrios como 'La horca' y demás subproductos, o noticias como que 'The green inferno' se va a estrenar tras tres años de espera, esperando la distribuidora que vaya alguien a verla o que sea un éxito. Pero como ya he dicho antes, es solo un capítulo más de la triste historia de las distribuidoras en España.
(sigo en el spoiler)
'John Wick' aún no ha llegado a la cartelera española y no cabe ni la más remota posibilidad de que esto sea así. Tampoco la han sacado en formato doméstico en España y por desgracia para un coleccionista como yo, no la van a sacar nunca. La única posibilidad de disfrutar de ella a través de vías legales es vía Netflix o haber tenido la suerte de verla cuando la programaron en Cuatro. Este, es uno de los muchos casos inexplicables que sucede con la distribución de las películas en España. Con el éxito que ha tenido aquí la trilogía de 'Venganza' y las muchas otras películas de este estilo que se han estrenado, 'John Wick' habría sido un éxito cantado. Un actor de renombre como Keanu Reeves y un argumento tan palomitero, podría haber funcionado a la perfección. Pero nadie se atrevió a dar el paso y fue cayendo en el olvido una de las cintas más rentables del 2014, que costando 20 millones de dólares acabó recaudando 86 millones de dólares únicamente en cines, sin contar el éxito que también supuso su salida al mercado doméstico. Luego vemos como siguen llegando a las grandes pantallas bodrios como 'La horca' y demás subproductos, o noticias como que 'The green inferno' se va a estrenar tras tres años de espera, esperando la distribuidora que vaya alguien a verla o que sea un éxito. Pero como ya he dicho antes, es solo un capítulo más de la triste historia de las distribuidoras en España.
(sigo en el spoiler)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Ahora, vamos al grano. Esta película no engaña a nadie. Nos encontramos a un Keanu Reeves mucho más en forma de lo esperado (pero con cierto punto de demacrado que mola), que reparte balas y puñetazos a partes iguales. Es decir, a diestro y siniestro. Aunque hay algo que la hace diferente: su ridícula premisa. Hasta el momento, siempre habíamos visto secuestros y/o asesinatos de hijas, mujer o familiares. Pero aquí nos encontramos con que, la raíz de la venganza llevada a cabo por John Wick, es un ruso que mató al perro del tipo equivocado, y para acabar de mosquearlo, le robó el coche que tanto apreciaba. Todo esto en el peor momento emocional posible del protagonista. El resto ya sabéis de que va. Acción, acción y más acción. Pero hay un motivo por el cual no acaba siendo monótono, el mismo que en 'The Raid': las impresionantes coreografías. Los tiroteos que hay a lo largo de la historia, no los habéis visto en ningún otro lugar. Auténticos combos soprendentes e inesperados, propios de un videojuego. Uno ve lo que ocurre en pantalla y va esbozando una sonrisa, cada vez más grande, a medida que Wick empieza a lucirse. Realmente apasionantes, viscerales y muy impactantes las peleas, sin olvidar ciertos puntos como que la munición no es infinita o que John Wick es un humano, con sus limitaciones. Todo esto, junto con una dirección exquisita por parte de unos expertos en el género de la acción como son David Leitch y Chad Stahelski, que han participado en las coreografías de 'Ninja Assasin' o 'Los Mercenarios 2'. Una pareja que no solo se luce en los momentos vertiginosos, pues durante todo el metraje nos deleitan con una dirección a la altura, con un ritmo in crescendo muy bien llevado y con una fotografía de Jonathan Sela que nos deja momentos curiosos que ayudan a crear esa atmósfera en la que nos quieren transmitir que existen dos mundos distintos, el de las personas normales y el de los asesinos.
Durante la película vemos desfilar caras muy conocidas por el espectador, como las de John Leguizamo, Willem Dafoe, Alfie Allen ('Juego de Tronos') o Ian McShane en papeles que podrían haber sido interpretados por cualquier otro actor sin notar apenas diferencia pero que a su vez dotan de cierto prestigio a una película que lo necesitaba para hacerse notar por encima de otras producciones del mismo tipo. Por supuesto, ellos vieron algo diferente en ella, ya que no es una película en la que hayan cobrado un dineral. Por desgracia, su mayor baza es, a su vez, su mayor contra. Tiene muy claro lo que es, y siempre ha sido concebida como eso, lo que la limita a ser un simple thriller de acción. Destacable, si, y muy resultón. Pero un thriller de acción con un desarrollo de la historia que no sorprende, aunque si lo hagan su inicio y en cierta medida, su final. Eso, y un bajón del ritmo a mitad de película, es lo que más lastra a una producción que da todo lo que tiene y en la que volvemos a ver por fin a un Keanu en su salsa, aplastante y desatado. Pero mientras la vemos, disfrutemos de sus esplendidas coreografías, sus grandes momentos de acción y sus lapidarios diálogos. Viva Charles Bronson.
Durante la película vemos desfilar caras muy conocidas por el espectador, como las de John Leguizamo, Willem Dafoe, Alfie Allen ('Juego de Tronos') o Ian McShane en papeles que podrían haber sido interpretados por cualquier otro actor sin notar apenas diferencia pero que a su vez dotan de cierto prestigio a una película que lo necesitaba para hacerse notar por encima de otras producciones del mismo tipo. Por supuesto, ellos vieron algo diferente en ella, ya que no es una película en la que hayan cobrado un dineral. Por desgracia, su mayor baza es, a su vez, su mayor contra. Tiene muy claro lo que es, y siempre ha sido concebida como eso, lo que la limita a ser un simple thriller de acción. Destacable, si, y muy resultón. Pero un thriller de acción con un desarrollo de la historia que no sorprende, aunque si lo hagan su inicio y en cierta medida, su final. Eso, y un bajón del ritmo a mitad de película, es lo que más lastra a una producción que da todo lo que tiene y en la que volvemos a ver por fin a un Keanu en su salsa, aplastante y desatado. Pero mientras la vemos, disfrutemos de sus esplendidas coreografías, sus grandes momentos de acción y sus lapidarios diálogos. Viva Charles Bronson.