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Voto de Miquel:
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Drama
El profesor Borg, un eminente médico, debe ir a la ciudad de Lund para recibir un homenaje de su universidad. Sobrecogido, tras un sueño en el que contempla su propio cadáver, decide emprender el viaje en coche con su nuera, que acaba de abandonar su casa, tras una discusión con su marido, que se niega a tener hijos. Durante el viaje se detiene en la casa donde pasaba las vacaciones cuando era niño, un lugar donde crecen las fresas ... [+]
3 de enero de 2009
79 de 82 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es uno de los films más acreditados de Bergman (1918-2007), que lo escribe y dirige. Se rueda en escenarios naturales de Lund, Dalaro, Faro, Waten y Ango (Suecia) y en los platós de Svensk Filmindustri (Estocolmo). Nominado a un Oscar (guión original), obtiene el Oso de oro de Berlín (Bergman), el FIPRESCI de Berlín (Sjöström) y el premio de la crítica italiana (Bergman). Producido por Allan Ekelund (“Como en un espejo”, 1961) para Svensk Filmindustri, se estrena el 26-XII-1957 (Suecia).
La acción dramática tiene lugar en Suecia a lo largo de una jornada de 24 horas en la que el protagonista viaja en coche desde Estocolmo, donde vive, a Lund, ciudad universitaria, donde estudió y se graduó y donde vive su hijo. El motivo del viaje es su asistencia a la solemne celebración académica del 50 aniversario (jubileo) de su titulación como doctor. La distancia entre Estocolmo y Lund es de unos 700 Km. y su recorrido en coche, con paradas, consume unas 14 horas. El protagonista es el eminente doctor en medicina Isak Borg (Sjöström), de 78 años, viudo, vástago de una familia de 10 hermanos, que ha vivido inmerso en el trabajo y ha descuidado los aspectos emocionales y de relación con los demás. Acompañado de su nuera Marianne (Thulin), se detiene en la casa de verano que ocupaba la familia en tiempos de su infancia y juventud; visita a su madre, de 96 años; recoge a 3 autostopistas jóvenes que van a Italia; se topa con el matrimonio formado por Sten Alman (Sjöberg) y su mujer Verid (Broström); etc.
El profesor es egoísta, frío, insensible, retraído y solitario. Sara (Andersson), la joven autostopista, es extrovertida, afectuosa, simpática y vivaz. La nuera Marianne es reservada y melancólica, vive volcada en la emotividad, la afectividad y los deseos de maternidad. Evald (Björnstrand), catedrático de medicina, es egoísta, vanidoso, reservado, cínico y no quiere tener hijos. Agda (Kindahl), la asistenta, es perspicaz, atenta, afectuosa, práctica y de criterio independiente.
El film es un drama que abarca la vertiente interior e íntima del protagonista y sus relaciones con los que le rodean. Bergman escribe el guión durante unos meses de reposo en un centro sanitario a causa de una dolencia que le retiene en cama. El protagonista realiza un doble viaje (en el tiempo y en el espacio físico) de introspección, observación, reflexión y evaluación de lo que ha sido su vida, tarea que le permite conocerse mejor. A la vez, da al espectador la oportunidad de conocerle con cierta profundidad. Le motivan dos hechos principales: la proximidad que siente de la muerte y el homenaje jubilar que va a recibir en la Universidad de Lund. La revisión de sus recuerdos de infancia, del primer amor y de la primera decepción amorosa, de su matrimonio, de su trayectoria profesional, de las relaciones personales y otros extremos, vienen a constituir un balance de fin de trayecto o de culminación de una vida.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Suecia a lo largo de una jornada de 24 horas en la que el protagonista viaja en coche desde Estocolmo, donde vive, a Lund, ciudad universitaria, donde estudió y se graduó y donde vive su hijo. El motivo del viaje es su asistencia a la solemne celebración académica del 50 aniversario (jubileo) de su titulación como doctor. La distancia entre Estocolmo y Lund es de unos 700 Km. y su recorrido en coche, con paradas, consume unas 14 horas. El protagonista es el eminente doctor en medicina Isak Borg (Sjöström), de 78 años, viudo, vástago de una familia de 10 hermanos, que ha vivido inmerso en el trabajo y ha descuidado los aspectos emocionales y de relación con los demás. Acompañado de su nuera Marianne (Thulin), se detiene en la casa de verano que ocupaba la familia en tiempos de su infancia y juventud; visita a su madre, de 96 años; recoge a 3 autostopistas jóvenes que van a Italia; se topa con el matrimonio formado por Sten Alman (Sjöberg) y su mujer Verid (Broström); etc.
El profesor es egoísta, frío, insensible, retraído y solitario. Sara (Andersson), la joven autostopista, es extrovertida, afectuosa, simpática y vivaz. La nuera Marianne es reservada y melancólica, vive volcada en la emotividad, la afectividad y los deseos de maternidad. Evald (Björnstrand), catedrático de medicina, es egoísta, vanidoso, reservado, cínico y no quiere tener hijos. Agda (Kindahl), la asistenta, es perspicaz, atenta, afectuosa, práctica y de criterio independiente.
El film es un drama que abarca la vertiente interior e íntima del protagonista y sus relaciones con los que le rodean. Bergman escribe el guión durante unos meses de reposo en un centro sanitario a causa de una dolencia que le retiene en cama. El protagonista realiza un doble viaje (en el tiempo y en el espacio físico) de introspección, observación, reflexión y evaluación de lo que ha sido su vida, tarea que le permite conocerse mejor. A la vez, da al espectador la oportunidad de conocerle con cierta profundidad. Le motivan dos hechos principales: la proximidad que siente de la muerte y el homenaje jubilar que va a recibir en la Universidad de Lund. La revisión de sus recuerdos de infancia, del primer amor y de la primera decepción amorosa, de su matrimonio, de su trayectoria profesional, de las relaciones personales y otros extremos, vienen a constituir un balance de fin de trayecto o de culminación de una vida.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Bergman construye un soberbio dibujo de la vejez. Se sirve para ello de un anciano que ha tenido una vida activa, relevante y acreditada. Lo presenta cargado de recuerdos, lúcido, autónomo, sarcástico, crítico consigo mismo, ansioso de conocer el balance de lo que ha sido su vida. Sin sentimentalismos anacrónicos y sin complacencias fáciles revisa, analiza y pondera. La tarea es compleja y difícil, más de lo que esperaba, El resultado, suma de valores diversos, contrapuestos y en ocasiones contradictorios, no admite un veredicto final simple, sencillo y claro. Por ello, tras la ceremonia jubilar, decide escribir la crónica del día. El relato no es otra cosa que el guión del film.
El tema central es el miedo a la muerte vista desde la vejez. Suma otros temas preferidos del autor, como la soledad, el paso del tiempo, la pérdida de facultades. Añade otros temas, como la vida, la infidelidad conyugal, la relación entre el presente y el pasado, el descubrimiento y la perdida del amor, la nostalgia del pasado, etc. Cuestiona los valores de la familia y de la pareja estable. Son escenas memorables la secuencia onírica inicial (relojes sin agujas, rostros sin ojos, coche fúnebre sin cocheros...), la del examen de medicina y el encuentro idílico con sus padres en el bosque (evocación de lo que desea que hubiera sucedido). Destilan ironía y fino humor las conversaciones con la ama de llaves, Agda. Plantea temas filosóficos el debate entre Anders (Sundquist) y Viktor (Bjelfvenstam) sobre racionalismo y misticismo.
Hace uso de símbolos, alegorías y metáforas, aunque en menor medida que en otras ocasiones. Las fresas salvajes son símbolo de juventud, primavera, amor puro y felicidad. La autostopista Sara es el símbolo de la mujer moderna, autónoma, que ha roto con los tabúes del pasado, practica el amor libre y goza de nuevas formas de relación hombre-mujer. La madre, de 96 años, encarna la fragilidad, la pérdida de facultades, la inseguridad y la soledad del anciano. La pareja del ingeniero y su mujer es la imagen del matrimonio convencional inviable e insoportable.
La interpretación de Sjöström es magnífica. Fue el cineasta sueco más importante de su tiempo. Trabajó en Hollywood como actor y como realizador. Dirigió varios films, como “El viento” (1928), protagonizado por Lillian Gish, y “La mujer divina” (1928), protagonizado por Greta Garbo. Falleció 2 años después del rodaje.
La música, de Eric Nordgren, aporta una partitura de acompañamiento ajustada y eficaz. Añade la canción tradicional “Ja, maa han Leva!”, la “Marcha del rey Carlos” y otras marchas. La fotografía, de Gunnar Fisher, en B/N, envuelve el relato en una estética realista, incluidas las escenas oníricas, imaginarias o soñadas, que identifica con claridad. Hace uso de sugerentes contrastes de luz y de un admirable juego de claroscuros.
Film mítico y de culto. Tuvo gran éxito en los circuitos de “arte y ensayo”. Mantiene su interés y vigor. Gran película.
El tema central es el miedo a la muerte vista desde la vejez. Suma otros temas preferidos del autor, como la soledad, el paso del tiempo, la pérdida de facultades. Añade otros temas, como la vida, la infidelidad conyugal, la relación entre el presente y el pasado, el descubrimiento y la perdida del amor, la nostalgia del pasado, etc. Cuestiona los valores de la familia y de la pareja estable. Son escenas memorables la secuencia onírica inicial (relojes sin agujas, rostros sin ojos, coche fúnebre sin cocheros...), la del examen de medicina y el encuentro idílico con sus padres en el bosque (evocación de lo que desea que hubiera sucedido). Destilan ironía y fino humor las conversaciones con la ama de llaves, Agda. Plantea temas filosóficos el debate entre Anders (Sundquist) y Viktor (Bjelfvenstam) sobre racionalismo y misticismo.
Hace uso de símbolos, alegorías y metáforas, aunque en menor medida que en otras ocasiones. Las fresas salvajes son símbolo de juventud, primavera, amor puro y felicidad. La autostopista Sara es el símbolo de la mujer moderna, autónoma, que ha roto con los tabúes del pasado, practica el amor libre y goza de nuevas formas de relación hombre-mujer. La madre, de 96 años, encarna la fragilidad, la pérdida de facultades, la inseguridad y la soledad del anciano. La pareja del ingeniero y su mujer es la imagen del matrimonio convencional inviable e insoportable.
La interpretación de Sjöström es magnífica. Fue el cineasta sueco más importante de su tiempo. Trabajó en Hollywood como actor y como realizador. Dirigió varios films, como “El viento” (1928), protagonizado por Lillian Gish, y “La mujer divina” (1928), protagonizado por Greta Garbo. Falleció 2 años después del rodaje.
La música, de Eric Nordgren, aporta una partitura de acompañamiento ajustada y eficaz. Añade la canción tradicional “Ja, maa han Leva!”, la “Marcha del rey Carlos” y otras marchas. La fotografía, de Gunnar Fisher, en B/N, envuelve el relato en una estética realista, incluidas las escenas oníricas, imaginarias o soñadas, que identifica con claridad. Hace uso de sugerentes contrastes de luz y de un admirable juego de claroscuros.
Film mítico y de culto. Tuvo gran éxito en los circuitos de “arte y ensayo”. Mantiene su interés y vigor. Gran película.