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Voto de Miquel:
8
7,4
25.051
Drama. Romance
El joven terrateniente Jordan 'Bick' Benedict (Rock Hudson) llega a su inmenso rancho de Texas con su flamante esposa Leslie (Elizabeth Taylor), una rica y bella muchacha del Este. No tardan mucho en descubrir que pertenecen a mundos radicalmente opuestos y que los separa un abismo. Jett Rink (James Dean), un joven y arrogante empleado de los Benedict, tiene la suerte de encontrar petróleo en unas tierras que le ha dejado en su ... [+]
7 de agosto de 2011
31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
Superproducción realizada por George Stevens (1904-1975) (“Raíces profundas”, 1953), según guión de Fred Guiol e Ivan Moffat, que adapta la novela “Giant" (1952), de Edna Ferber (“Cimarrón”, 1929). Se rueda con escenarios naturales de Arizona, Texas, Virginia, San Bernardino National Forest (CA) y en 10 platós de los Warner Studios (Burbank, L.A, CA), con un presupuesto estimado de 5,4 millones USD. Nominada a 10 Oscar, gana uno (director). Producida por Henry Ginsberg y George Stevens para la Warner, se proyecta por primera vez en público el 10-X-1956 (NYC, preestreno). La acción dramática principal tiene lugar en Reata, rancho de los Benedict (Texas), de 595.000 acres, a partir de los primeros años 20 y durante casi 25 años. Algunas escenas tienen lugar en el Rancho Lynnton, de Maryland, y en el poblado de Vientecito, donde residen los peones hispanos del rancho Benedict.
Los protagonistas son Jordan “Bick” Benedict (Hudson), tejano, propietario de un rancho de 240.000 ha o lo que es lo mismo de 2.400 km2. Es rudo, orgulloso y obstinado, pero sensible. Profesa ideas racistas, clasistas y machistas, aprendidas de sus mayores y del entorno rural en el que ha vivido siempre. Leslie (E. Taylor), hija de Horace Lynnton, ranchero criador de caballos de Maryland, es elegante, rebelde, independiente, irascible, bondadosa, tolerante y comprensiva. El joven Jett Rink (Dean) trabaja en el rancho Benedict. Es solitario, introvertido, neurótico, envidioso y resentido.
A partir de un guión bien escrito y construido con orden y claridad, el film desarrolla una narración fluida, vigorosa y absorbente, pese a la larga duración del metraje (201 minutos). Desarrolla una historia dramática que analiza las incidencias de la vida de un matrimonio que comparte alegrías, diferencias de criterio, conflictos, acuerdos, cariño e hijos que se hacen mayores y crean situaciones en las que marcan diferencias con los padres en el marco de un universo animado por el respeto y el afecto. Las situaciones que se estudian se presentan como sacadas directamente de la vida, habida cuenta de su carácter corriente, habitual y ordinario. El tono del relato se mantiene siempre dentro de unas coordenadas de realismo y objetividad que le confieren interés, verosimilitud y un permanente atractivo.
Uno de los temas que generan conflictos en la familia y en sus relaciones es la vigencia en ella y en su entrono de prejuicios raciales, clasistas y machistas, que el film denuncia sin estridencias, mostrando su falta de fundamento y su carácter injusto. Muestra, además, la evolución personal de los hijos y los mayores, tal como ocurre en la realidad, sobretodo en relación a aquellas personas que están dispuestas a aprender las lecciones que enseña la vida.
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Los protagonistas son Jordan “Bick” Benedict (Hudson), tejano, propietario de un rancho de 240.000 ha o lo que es lo mismo de 2.400 km2. Es rudo, orgulloso y obstinado, pero sensible. Profesa ideas racistas, clasistas y machistas, aprendidas de sus mayores y del entorno rural en el que ha vivido siempre. Leslie (E. Taylor), hija de Horace Lynnton, ranchero criador de caballos de Maryland, es elegante, rebelde, independiente, irascible, bondadosa, tolerante y comprensiva. El joven Jett Rink (Dean) trabaja en el rancho Benedict. Es solitario, introvertido, neurótico, envidioso y resentido.
A partir de un guión bien escrito y construido con orden y claridad, el film desarrolla una narración fluida, vigorosa y absorbente, pese a la larga duración del metraje (201 minutos). Desarrolla una historia dramática que analiza las incidencias de la vida de un matrimonio que comparte alegrías, diferencias de criterio, conflictos, acuerdos, cariño e hijos que se hacen mayores y crean situaciones en las que marcan diferencias con los padres en el marco de un universo animado por el respeto y el afecto. Las situaciones que se estudian se presentan como sacadas directamente de la vida, habida cuenta de su carácter corriente, habitual y ordinario. El tono del relato se mantiene siempre dentro de unas coordenadas de realismo y objetividad que le confieren interés, verosimilitud y un permanente atractivo.
Uno de los temas que generan conflictos en la familia y en sus relaciones es la vigencia en ella y en su entrono de prejuicios raciales, clasistas y machistas, que el film denuncia sin estridencias, mostrando su falta de fundamento y su carácter injusto. Muestra, además, la evolución personal de los hijos y los mayores, tal como ocurre en la realidad, sobretodo en relación a aquellas personas que están dispuestas a aprender las lecciones que enseña la vida.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
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Pese a la caracterización poco convincente de Hudson y E. Taylor en la parte final de la película como personas mayores, de cabellos blancos, la descripción del paso del tiempo y de las secuelas que deja en las personas, resulta creíble y convincente.
El film adopta un estilo equilibrado, sobrio, objetivo y realista. No se explica mediante la descalificación, sino mediante la referencia a cambios que se derivan de tiempos en los que se dispone de más información y mejor formación. Presenta una reflexión sosegada y libre de prejuicios sobre la familia, sus funciones y la evolución de las mismas más allá de la voluntad de las personas. Desde el punto de vista dramático, tiene un gran interés la atención que se presta al análisis de la venganza, alimentada por el resentimiento, la envida y los celos. No menos interesante es el análisis del amor conyugal, sus altibajos y su evolución temporal. No carece de interés la atención que se presta a las relaciones entre padres e hijos.
La banda sonora, de Dimitri Tiomkin, acompaña las imágenes y la acción con descripciones sonoras agudas y conmovedoras, que en numerosas ocasiones pueden pasar desapercibidas por su moderación y su elevada adecuación al contexto del que forman parte. Es sumamente emotivo el tema “Giant”, coral, que sirve de fondo a la presentación de los escenarios y de los personajes. No es menos interesante el tema dedicado a Jett Rink, que se repite cuando la cámara se acerca a “Little Reata” o permanece en ella. Son hermosos los temas dedicados a la manada de caballos y el tema de amor. Como música añadida ofrece dos cortes del himno de Texas y fragmentos de la canción “Oh, My Darling Clementine”, del coro nupcial de Lohengrin (Wagner), de la canción hispana “Bésame mucho” y otros.
La fotografía, de William C. Mellor ("Un lugar en el sol", Stevens, 1951), en color (warnercolor), se deleita ofreciendo encuadres de paisajes inmensos, anchos y profundos, austeros y sumamente bellos, ocupados por reses, manadas de caballos o torres de petróleo. Ofrece tomas rápidas de animales que pueblan estos espacios, como coyotes y serpientes. Los cuadros paisajísticos le valen un elogio explícito de Terrence Malick en “Malas tierras” (1973). Reitera contraluces de fuerte contraste y tomas en las que los actores aparecen de espaldas, que recuerdan la cámara de Karl Freund ("Metrópolis", Lang, 1927). No escatima recursos para ilustrar la intensidad de la luz y del calor de las tierras tejanas. Con frecuencia enlaza imágenes relacionadas que adelantan el presente en semanas o meses, como ocurre con el pavo Pedro y el disgusto de los pequeños.
Pese a la caracterización poco convincente de Hudson y E. Taylor en la parte final de la película como personas mayores, de cabellos blancos, la descripción del paso del tiempo y de las secuelas que deja en las personas, resulta creíble y convincente.
El film adopta un estilo equilibrado, sobrio, objetivo y realista. No se explica mediante la descalificación, sino mediante la referencia a cambios que se derivan de tiempos en los que se dispone de más información y mejor formación. Presenta una reflexión sosegada y libre de prejuicios sobre la familia, sus funciones y la evolución de las mismas más allá de la voluntad de las personas. Desde el punto de vista dramático, tiene un gran interés la atención que se presta al análisis de la venganza, alimentada por el resentimiento, la envida y los celos. No menos interesante es el análisis del amor conyugal, sus altibajos y su evolución temporal. No carece de interés la atención que se presta a las relaciones entre padres e hijos.
La banda sonora, de Dimitri Tiomkin, acompaña las imágenes y la acción con descripciones sonoras agudas y conmovedoras, que en numerosas ocasiones pueden pasar desapercibidas por su moderación y su elevada adecuación al contexto del que forman parte. Es sumamente emotivo el tema “Giant”, coral, que sirve de fondo a la presentación de los escenarios y de los personajes. No es menos interesante el tema dedicado a Jett Rink, que se repite cuando la cámara se acerca a “Little Reata” o permanece en ella. Son hermosos los temas dedicados a la manada de caballos y el tema de amor. Como música añadida ofrece dos cortes del himno de Texas y fragmentos de la canción “Oh, My Darling Clementine”, del coro nupcial de Lohengrin (Wagner), de la canción hispana “Bésame mucho” y otros.
La fotografía, de William C. Mellor ("Un lugar en el sol", Stevens, 1951), en color (warnercolor), se deleita ofreciendo encuadres de paisajes inmensos, anchos y profundos, austeros y sumamente bellos, ocupados por reses, manadas de caballos o torres de petróleo. Ofrece tomas rápidas de animales que pueblan estos espacios, como coyotes y serpientes. Los cuadros paisajísticos le valen un elogio explícito de Terrence Malick en “Malas tierras” (1973). Reitera contraluces de fuerte contraste y tomas en las que los actores aparecen de espaldas, que recuerdan la cámara de Karl Freund ("Metrópolis", Lang, 1927). No escatima recursos para ilustrar la intensidad de la luz y del calor de las tierras tejanas. Con frecuencia enlaza imágenes relacionadas que adelantan el presente en semanas o meses, como ocurre con el pavo Pedro y el disgusto de los pequeños.