Estamos ante un film notable en varios aspectos pero fallido por exceso de altura de miras.Lo primero que me llama la atención es que a mí personalmente me interesa mucho más la película que Von Trotta "no ha rodado". Un film sobre la captura y puesta a disposición del pueblo israelí del asesino Eichman sería sin duda más vistosa, entretenida y emocionante; pero ella se ha decantado por un personaje que despierta poca o nula empatía por muy filósofa que sea. Su idea sobre la "banalidad del mal" es más que discutible y todo el desarrollo del film está lastrado por la suficiencia y altanería del personaje principal.
En cualquier caso se agradece sin duda la llegada a nuestras pantallas de este tipo de films que ofrecen una alternativa al pensamiento alienado y que obligan al espectador a razonar y sopesar sus argumentos.