Después de la sorprendentemente desternillante primera parte, "Fuga de Guantánamo" te deja una extraña melancolía en el cuerpo; puedes reirte mucho con tres o cuatro gags, pero son pocos en comparación con su precuela. Y por lo tanto, un profundo sentimiento de decepción te invade durante la mayoría de su visionado.

Una lástima, esta vez Harold y Kumar me bajan de mi nube para empotrarme la cara contra el terrenal asfalto.