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España España · santiago de compostela
Voto de berenice:
7
Drama. Intriga Phroso es un popular mago que realiza trucos con su esposa. Un día descubre que su mujer se ha dado a la fuga con otro hombre contra quien perderá la función de sus piernas después de una pelea. Los meses pasan y la esposa de Phroso regresa con una niña para morir poco después. El mago jura venganza contra el hombre que le arrebató a su mujer pero no será hasta dieciocho años después, cuando Phroso establecido al oeste de Zanzíbar ... [+]
20 de agosto de 2013
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parece increible cómo, en esta vieja reliquia, esos pantanos falsos exudan vaho sofocante hacia el espectador; esos sudores se contagian; vista la película, casi necesito ducharme, será porque estoy en verano... El ambiente de putrefacción física, (ya desde esas alimañas que reptan por todas partes, trasunto del protagonista); y putrefacción y molicie moral, (con una galería de personajes que no se repetirían, en su bestialidad, hasta muchísimas décadas después), es realmente desarmante para una película tan tempranera. ¿Se fijarían Coppola y Brando en Chaney para el coronel Kurtz de Apocalypse Now? Al menos físicamente, recuerdan, aunque en Vietnam todo era más horroroso y apoyado en cine moderno. Me quedo con una escena: la llegada de la chica, me quito el sombrero ante el paroxismo de brutalidad, absolutamente inaudito. Curiosa fascinación de Tod Browning por lo enfermizo, con atisbos de creador grande, no tan sólo de buen cineasta. Y, en fin, eso es lo mejor de la cinta, esos engranajes que se mueven por el odio, la venganza y las pulsiones más bajas.
Después, y esto ya es más discutible, hay también espacio para la redención, y para un melodrama tan desaforadamente delirante que, en realidad, está pidiendo a gritos un remake moderno de algún director especialista, preferiblemente que no sea Almodóvar, para no reirnos cuando hay que quedarse boquiabierto. En la historia del melodrama, pocas vueltas de tuerca tan despiadadamente retorcidas como las que aquí se producen recuerdo. Ríase usted del placer de la venganza. Como siempre en estos casos, estamos en una línea que separa dos abismos: lo sublime de lo ridículo. Usted decide, yo no acabo de decantarme, pero la tensión dramática es la correcta casi en todo momento.
Por supuesto, la película alcanza el siete por la interpretación que de ese limaco desprovisto de humanidad hace Lon Chaney. Actor de cine mudo en formación y gesticulación, pero apabullando casi noventa años después. También geniales Barrymore y el resto.
No la recomiendo más que a cinéfilos empedernidos, pero seguro que un remake moderno podría arrasar en taquilla.
berenice
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