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Irlanda Irlanda · Gijon
Voto de pipona:
9
Comedia. Drama Medio-oeste americano, 1967. Larry Gopnik (Michael Stuhlbarg) es un profesor de física que ve cómo de la noche a la mañana su vida se derrumba. Es un hombre bueno, un marido fiel y afectuoso, un buen padre y un profesor serio, pero, de repente, todo en su vida empieza a ir mal. Su mujer lo abandona sin explicaciones, y el amante de ella lo convence para que deje su casa y se mude a un motel por el bien de los niños. Además, su carrera ... [+]
18 de febrero de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
A serious man es una enorme moraleja, una metáfora sobre la vida real. Los Coen se imaginan una genial historia sobre la busqueda imposible de respuestas a situaciones cotidianas.
Los hermanos más desequilibrados y geniales del cine actual llevan a la pantalla la vida de un tipo rutinario y pusilánime, que ve como su situación familiar y profesional se desmorona sin saber muy bien por qué.
En su afán por encontrar respuestas a sus penurias, nuestro protagonista se encontrará con situaciones surrealistas, y se dará cuenta de que no existe el resultado final a la ecuación de la vida, y si lo hay, carece de importancia.
Ese es el significado de la parábola inicial que sirve como magnífico prólogo. Nos preguntaremos que coño significa ese cuento en esta historia, precisamente lo que los Coen quieren que hagamos. Quieren que nos sintamos confundidos, al igual que nuestro protagonista, y que busquemos el significado de semejante frikada, cuando no lo tiene, o carece de importancia en la narración. Parece una incongruencia, yo lo llamaría universo Coen.
Más adelante lo explican claramente, a su modo. Primero con las alusiones al principio de incertidumbre, luego con el magnífico relato sobre el gentil y el dentista y finalmente con el monumental, absurdo y subliminal desenlace, la genialidad definitiva.

No es una película apta para todos los públicos. Habrá quien la considere una grandísima mierda, no les faltará razón. Para que esta película te llegue dentro hay que sumergirse de lleno en ese universo tan peculiar, hay que meterse en la piel de Larry, hacerse judio y reirse del mundo entero.
El guión es lo más grande de la temporada, de largo. Ninguna película le hace sombra en este sentido. Sus situaciones, sus diálogos y su desarrollo son deslumbrantes.
El casting tiene tanto de desconocido como de arrollador, magníficos todos, hasta el más pequeño de los secundarios. Y la dirección,...ay la dirección!, sobran adjetivos. Los Coen ganan de nuevo por goleada.

Los hermanísimos siguen en forma, curiosamente, sus dos últimas películas son las peor tratadas por crítica y público. En mi caso son mejores que practicamente todas las anteriores. Debo de ser un bicho raro.
pipona
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