Haz click aquí para copiar la URL
Voto de José (FullPush):
8
Terror. Intriga. Drama El doctor Malcom Crowe es un conocido psicólogo infantil de Philadelphia que vive obsesionado por el doloroso recuerdo de un joven paciente desequilibrado al que fue incapaz de ayudar. Cuando conoce a Cole Sear, un aterrorizado y confuso niño de ocho años que necesita tratamiento, ve que se le presenta la oportunidad de redimirse haciendo todo lo posible por ayudarlo. Sin embargo, el doctor Crowe no está preparado para conocer la ... [+]
9 de julio de 2011
9 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aviso: si es que queda alguien hoy por hoy que no haya sido ya "spoileado" con lo acontecido a lo largo de toda la película, yo sí diré que si aún no la has visto mejor será que no me leas (suspiro).

Mucho se ha hablado, y se habla, del final de "El sexto sentido", argumentando lo tramposo y aun así tan predecible de que Bruce Willis sea un cadáver. Los hay que, por extensión, le echan las cruces a toda la cinta, desechando cuanto de bueno pueda haber en su metraje, puesto que, según su modo de verlo, a ellos no los torea ni su puta madre. Como para dejar que lo haga un indio con nombre impronunciable. Olé sus huevos. En mi caso, sin embargo, y quizá por obra y gracia del recuerdo, al que en tantas ocasiones "culpo" de ser uno de los baremos más importantes por los que me muevo, diría que este primer bombazo de Shyamalan ha pasado a ser no sólo una de mis películas favoritas -como es fácil deducir- sino parte intrínseca de mi persona.

Quien me conoce lo sabe, y quizá llegue el día en que me acusen de cansino, pero soy muy dado a sacarle punta a poca cosa, y, curiosamente, cuanto más hay donde rascar, menos interés encuentro en tal empresa. Apología de la sencillez (divina virtud). Así, si buceamos un poco en "El sexto sentido", sin necesidad de dotes extrasensoriales de ningún tipo, no nos será difícil encontrar la extremada lucidez de su mensaje: el poder del miedo y la necesidad de combatirlo, de cara, sin importar los pasos en falso, pero intentando, poquito a poco, llegar a comprender qué se espera de nosotros y qué será lo que acatemos, hasta dónde estamos dispuestos a dejarnos llevar por el temor y desde qué momento podemos sentirnos inmunes a sus caprichos y deseos.

El niño de esta obra, quizá por puro e inocente, lo consigue, consigue deshacerse de ese pesado manto que es no coincidir con uno mismo y recelar hasta de tu propia sombra (¿y si me envuelve?). El adulto, sin embargo, llega un poco tarde, y los años de amargura y estupor, innecesarios, no se los quita nadie. Es cierto que el dolor es parte importante del aprendizaje, de ahí cierta frase que en este caso adquiere una significación impresionante: en efecto, "no hay mayor ciego que el que no quiere ver". Lo perdiste todo y sólo queda el largo y escarpado reto de aceptarlo. Arrójale un beso y despídete de ella.

Que te lo digan, si no, a ti mismo cualquier día en que te tienten los fantasmas, tanto da si del pasado oscuro o del futuro incierto; que te lo digan a ti cada vez que la vida se te antoje una confusa pesadilla y no aciertes a resolver si andas vivo o años ha que vagas muerto. Que te lo digan a ti cada vez que te inunde la tristeza y llores lágrimas de sangre, o de vacío.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
José (FullPush)
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow