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España España · Madrid
Voto de MaxPower:
6
Western En Texas, dos años antes de estallar la Guerra Civil Americana, King Schultz (Christoph Waltz), un cazarrecompensas alemán que sigue la pista a unos asesinos para cobrar por sus cabezas, le promete al esclavo negro Django (Jamie Foxx) dejarlo en libertad si le ayuda a atraparlos. Él acepta, pues luego quiere ir a buscar a su esposa Broomhilda (Kerry Washington), esclava en una plantación del terrateniente Calvin Candie (Leonardo DiCaprio). (FILMAFFINITY) [+]
16 de enero de 2013
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
'Django desencadenado' es el homenaje al spaguetti western que le faltaba a Quentin Tarantino. Un género surgido de una moda por hacer cine barato y entretenido que nació en los 60 de la mano de cintas inolvidables como 'La muerte tenía un precio', 'Le llamaban Trinidad' o 'Hasta que llegó su hora'. Por esa época nuestros padres no tenían videojuegos ni smartphone pero sabían darle alas a la imaginación con una soga y un sombrero, juguetes improvisados con los que soñaban con parecerse a emblemas del cine llamados Clint Eastwood, Lee van Cleef o Charles Bronson.

Aquellos pistoleros con mal genio renacen ahora en las entrañas de Django, un esclavo de color al que de la noche a la mañana le surge una oportunidad de oro para vengarse de los insultos y latigazos sufridos durante toda una vida. Giro copernicano por tanto a esos argumentos clásicos de buscar tesoros y cazar forajidos, pero con un curioso símil que Tarantino detalla con maestría, gracias en gran parte a un reparto excelente y a una historia de venganza, amor y justicia sin igual ni parecido.

El mayor logro del guion es saber frivolizar sobre un asunto tan arduo como es la esclavitud sin caer en el insulto fácil a los que durante siglos marcaron a fuego a los negros cual ganado al que domesticar. Consigue dar forma a una película antibélica pero a la vez representar la más sangrienta y explícita que se haya hecho sobre la Guerra Civil Norteamericana. Una ambigüedad presente en los tronchantes diálogos entre incultos pueblerinos y en la rapidez con la que suceden los golpes más violentos. Apenas conceden un instante para respirar entre una atrocidad y otra cuando surge un comentario que termina en carcajada. Y todo ello sin perder las conversaciones hipnóticas y alargadas tan comunes de Tarantino.

Cabe reconocer que a Jamie Foxx le falta la importante cualidad camaleónica que define a los mejores actores. Es una pena que una figura tan pasional como Django, con semajante sed de aniquilar, se pierda por momentos bajo la piel de un insípido protagonista. Su labia solo convence en las escenas más épicas pero no redondea al antihéroe que pretende el director.

En todo caso, ya se encarga Christoph Waltz de silenciar al disconforme con su soberbia interpretación. Waltz repite el impasible y cruel modo con el que actuaba aquel nazi aterrador de 'Malditos bastardos', pero esta vez de una forma más completa y enigmática. Su personaje es forzadamente macabro por su labor de cazarrecompensas, pero no tapa un brillante sentido de la justicia que al final obliga a preguntarse quién es el verdadero héroe de la historia. La única crueldad sin antídoto la desenfunda DiCaprio con uno de los mejores papeles secundarios de su carrera.
MaxPower
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