"La habitación del pánico" se enmarca dentro de ese tipo de trabajos que les da por acometer a los directores con cierta ganada reputación -David Fincher es sin duda un claro ejemplo, merced a films como "Seven" o "El club de la lucha" que parecen haberse ganado el tan manido, a veces, apelativo "de culto"-, para exhibir y demostrar toda su pericia y saber hacer en lo que mejor dominan. Pero sin embargo, como es este caso, no tomando las mismas precauciones en otros aspectos que embellecen el conjunto de su trabajo.

Incontestable y brillante ejercicio de estilo, con profusión de sofisticados planos, excelsos movimientos de cámara y demás demostración de pirotecnia técnica y visual, que demuestra el innegable talento y dominio de Fincher como efectista pegaplanos, derivados sin duda, de sus inicios como director de videpclips musicales.
En ese aspecto el envoltorio es maravilloso y digno de verse, pero ¿cuál es la excusa para deleitarnos con todo esto?*...

Los mimbres dan para un bonito cesto pero la película no consigue del todo esa sensación de inseguridad y aislamiento de los protagonistas merced al inexistente juego con los espacios. Tampoco abusa con los momentos de suspense buscando mantener un pulso psicólogico entre unos y otros que se rompe por el lado más facil.
El problema está en la manera tan desdibujada y caricaturesca en la que se nos representan estos últimos (el que se ve forzado a robar por circunstancias emocionales pero de buen corazón, el instigador de todo pero cobarde y sin ideas, el aparentemente funcional y manejable tercero en discordia que finalmente se rebela). Resultan sin duda de lo más flojo y su proceder es de lo más tópico.

El final llega a ser un poquito previsible y lastra definitivamente lo que es una cuidada e impecable propuesta en lo meramente superficial, pero vacía en lo substancial.