Vaya por delante que "Noah" fue un fracaso de película y que puntué "Cisne negro" y "El luchador" con un 9 y un 8, respectivamente, porque me parecen dos películas redondas; la de Portman, de hecho, original y de calidad cinemtográfica suprema. El film que nos concierne ahora es una cagada de dimensiones descomunales.

Me atrajo mucho el tráiler porque me intrigan y gustan los libros, series y largometrajes que parten de una premisa simple, por ejemplo una que aborda una situación cotidiana o una extraña pero aparentemente inocua; véase que a tu marido le dé por invitar a un par de extraños a tu casa sin consultarte. De hecho, de eso trata casi la primera mitad de la película, y, en honor a la verdad, no lo desarrolla mal (hasta que los personajes comienzan a hacer los gilipollas).

El problema es cuando esa premisa simple que uno espera que esconda detrás una trama compleja, interesante, sorprendente, que te embelese o te transmita un mensaje... sólo da paso a la incapacidad del director de continuar la historia con talento y coherencia.

Para mí está muy claro que Aronofsky empezó contando algo y se bloqueó. Fue incapaz de crear un film completo con el planteamiento inicial, como por ejemplo en "Cisne negro", y decidió que ante la falta de inventiva, creatividad e imaginación, era una buena opción meter un montón de porquería sin sentido alguno.

De repente Aronofsky estaba poseído por Terrence Malick, y los productores en lugar de buscar un exorcista (que es lo mejor que podrían haber hecho), le dejaron dar rienda suelta a su delirio vacío.

De nuevo ("El árbol de la vida") nos encontramos ante un truño absurdo y sin lógica que justifica el resultado escudándose en que su director es un espíritu libre que quería transmitir una serie de mensajes pseudofilosóficos al espectador, y que quien no lo valore y lo aprecie es porque no es lo suficientemente inteligente. Perdone usted, señor Aronofsky, muchos directores han conseguido tratar los mismos temas creando obras maestras, incluido usted.