Aunque el genio de Scorsese ha sabido transformar lo que podría haber sido una película anodina de mediodía de un sábado, en un buen film, trascendiendo la simpleza de un cúmulo de desgracias, miserias y alegrías de una simple mujer soltera con un hijo a cuestas, para crear un el drama casi épico de una madre "coraje" que no claudica, que no tira la toalla sumergiéndose en las amargas aguas de una vida vacía, triste y anulada por el marido maltratador de turno. Este genial director (del que me declaro entuasta fan por otras tantas joyas que ha rodado) nos permite echar una mirada a esa madre irredenta, estresada por su insoportable hijo malhablado, que es capaz de sobreponerse a su destino fatal de camarera de barucho de tercera en un pueblo de cuarta para intentar si quiera, perseguir su pequeño sueño o más bien deseo, de ganarse la vida cantando. Esta es la genialidad de Scorsese y en lo que valoro esta cinta.
Sin embargo, lo malo es que la película no termina de redondearse, de cuajar, se hace por momentos aburrida, ciertamente no tiene que pasar nada porque no es más que la vida de una madre con su hijo, pero tampoco transmite emotividad, ni empatía (la pareja con Kris Kristofferson no me la creo, no veo amor, parece que veo a dos extraños), y las actuaciones, para mi gusto, no tienen fuerza, ni garra, aparecen como lejanas en el tiempo y en el corazón. Además, los momentos jocosos o hilarantes de la camarera patosa no vienen a cuento, está todo muy a destiempo.
En conclusión, Scorsese trasciende la anécdota de una madre luchadora pero se queda a medio camino para ser una gran película digna de él.