Max Ophüls explota al máximo su elegancia con la cámara y nos ofrece una mezcolanza de situaciones amorosas en la Viena de principios de siglo (el XX por supuesto). Resulta asombrosa la exquisita levedad con la que sigue a sus personajes a través de una dirección artística impecable, creando una atmósfera nocturna adecuada para los juegos románticos que son mostrados. Diferentes tipos de la época se muestran a lo largo del metraje encadenando diversos encuentros amorosos mediante un personaje común a cada uno de ellos. Un agradable repaso al amor, prohibido o no, que nos enseña el maestro de ceremonias, demiurgo presente de principio a fin en la función y surtido de las bellas y sensuales presencias de todas las actrices, las más hermosas que podría haber escogida el director, para deleite de los ojos. Irónica, simpática y romántica película.