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Voto de Rudyger:
2
7,1
57.315
Thriller. Acción. Drama
Yuri Orlov, un traficante de armas ruso, recorre los países en guerra intentando eludir no sólo la persecución de un implacable agente de la Interpol, sino también la de sus rivales en el negocio e incluso la de alguno de sus clientes, todos ellos importantes dictadores. (FILMAFFINITY)
19 de enero de 2010
17 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada: esta película tiene dos puntos porque hay alguna canción en ella que me gusta y por la introducción; el vídeo de la balita está muy bien hecho. Creo que es conveniente que resuma la crítica al principio para ahorrar tiempo al lector.
El resto tampoco es que esté muy mal hecho, porque se ve que se gastaron dinero en cámaras grandes. La fotografía, parte por parte, no es mala, pero muchas escenas están rodadas con el propósito de “crear” una imagen, como un monográfico sobre pósters. Cuando el director se pone a mover la cámara ya es otra cosa, está continuamente buscando conseguir un efecto, subrayar la escena. Y yo creyendo que esto se hacía al revés (qué tonto Clint Eastwood, que no se ha enterado todavía…).
En cuanto al argumento: la historia tiene interés, porque las que hablan sobre criminales, traficantes y grandes corruptos siempre han tenido mucha chicha. Pero esta, pudiendo tener muchísima más, se queda en nada; no me queda claro si es un panfleto de kalashnikovs o un resumen de documentales que se ha visto Andrew Niccol. Porque madre mía la de documentales que tiene que haberse tragado. No sé si pasarán cuatro líneas de guión sin meter una estadística: “una de cada doce personas tiene un arma”,”nosecuantas millones de armas se han saqueado en la URSS”, “hay más de 100 millones de AK-47s repartidos por el mundo”… Y el tío es cojonudo: lo mismo te mete una estadística en una conversación entre los hermanos protagonistas acerca de la moralidad del negocio, que por boca del poli bueno cuando está con Nicholas Cage en plan reprimenda. Como que el tío no lo sabe o le importa. O como que al espectador le parece bien la venta de armas y, a parte de matar a trescientos niños en la película, nos venga bien tener unos datos así por la cara, porque queda resultona una película en plan denuncia.
Andrew Niccol: para tu próxima película no te pongas tan didáctico hombre, que se te ve el decorado por todos lados. Y si te pones tan didáctico porque te afecta tantísimo el tráfico de armas y te da tanta penita que maten negritos, por lo menos ten la decencia de no meter vídeos para empalmados tan descaradamente como el del kalashnikov. Es alucinante: sale un kalashnikov (un rifle ruso) mientras Nicholas Cage, con una erección de tres kilos y medio nos cuenta que es un superarma creado por los soviéticos que dispara chorricientas balas sin encasquillarse y nos lo ponen todo bonito y a cámara lenta, para al final meter “el lago de los cisnes” como si nada. Ni a los publicistas de Audi se les hubiera ocurrido algo mejor.
(no desvelo nada importante en el spoiler, sólo una escena en el último párrafo)
El resto tampoco es que esté muy mal hecho, porque se ve que se gastaron dinero en cámaras grandes. La fotografía, parte por parte, no es mala, pero muchas escenas están rodadas con el propósito de “crear” una imagen, como un monográfico sobre pósters. Cuando el director se pone a mover la cámara ya es otra cosa, está continuamente buscando conseguir un efecto, subrayar la escena. Y yo creyendo que esto se hacía al revés (qué tonto Clint Eastwood, que no se ha enterado todavía…).
En cuanto al argumento: la historia tiene interés, porque las que hablan sobre criminales, traficantes y grandes corruptos siempre han tenido mucha chicha. Pero esta, pudiendo tener muchísima más, se queda en nada; no me queda claro si es un panfleto de kalashnikovs o un resumen de documentales que se ha visto Andrew Niccol. Porque madre mía la de documentales que tiene que haberse tragado. No sé si pasarán cuatro líneas de guión sin meter una estadística: “una de cada doce personas tiene un arma”,”nosecuantas millones de armas se han saqueado en la URSS”, “hay más de 100 millones de AK-47s repartidos por el mundo”… Y el tío es cojonudo: lo mismo te mete una estadística en una conversación entre los hermanos protagonistas acerca de la moralidad del negocio, que por boca del poli bueno cuando está con Nicholas Cage en plan reprimenda. Como que el tío no lo sabe o le importa. O como que al espectador le parece bien la venta de armas y, a parte de matar a trescientos niños en la película, nos venga bien tener unos datos así por la cara, porque queda resultona una película en plan denuncia.
Andrew Niccol: para tu próxima película no te pongas tan didáctico hombre, que se te ve el decorado por todos lados. Y si te pones tan didáctico porque te afecta tantísimo el tráfico de armas y te da tanta penita que maten negritos, por lo menos ten la decencia de no meter vídeos para empalmados tan descaradamente como el del kalashnikov. Es alucinante: sale un kalashnikov (un rifle ruso) mientras Nicholas Cage, con una erección de tres kilos y medio nos cuenta que es un superarma creado por los soviéticos que dispara chorricientas balas sin encasquillarse y nos lo ponen todo bonito y a cámara lenta, para al final meter “el lago de los cisnes” como si nada. Ni a los publicistas de Audi se les hubiera ocurrido algo mejor.
(no desvelo nada importante en el spoiler, sólo una escena en el último párrafo)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Aparte de esto, qué decir de los personajes. Nicholas Cage es Nicholas Cage: no veo por ningún lado a un personaje. Con sus caritas y demás, dilemas morales de por medio, como siempre, no merece la pena extenderse. Jared Leto me sorprende que sea actor, pero bueno tiene justificación porque su personaje se limita al típico amigo-hermano-primo que acaba enganchado a la farlopa en la peli de mafias-traficantes-estafadores (este personaje viene de serie con el guión). Bridget Moynahan se mete en el papel de mujer florero, y como tal, se limita a leer el guión, no hacía falta interpretar. Ethan Hawke es el poli bueno, netamente bueno, sin resquicios, el personaje más absolutamente plano. Si saliera algo más de los cinco minutos que aparece en pantalla podría haber ganado algo de peso la película, pero no había tiempo para historias entre tanto póster, videoclip y estadística. Ian Hola no se sabe muy bien qué pintaba en todo esto, y el dictador liberiano es caso aparte. Incluso hace algún chiste, como que la culpa es de la MTV. Muy gracioso, original y bien traído. Destroyer total y tal y tal.
¡Ah! Y se me olvidaba: lo que dije sobre la banda sonora es cierto, tiene canciones realmente buenas. Pero subrayan tanto la acción, son tan expleitivas, que parece que en vez de enmarcar la imagen, sean el hilo conductor de la misma. Vamos, que si fuera Freíd, diría que Andrew Niccol tiene un severo comlejo de inferioridad por no haberse dedicado al dirigir videoclips.
Y una escena: la escena. Un avión de carga aterriza en medio de una carretera africana, y los que por allí circulan (que ni Park Avenue el 24 de diciembre) corren delante del avión en lugar de apartarse, porque se ve que no estaban acostumbrados a pisar la hierba. Por supuesto, el avión frena justo delante de un bebé, una escena superdesasosegante. Y como Nicholas Cage decide repartir las armas gratis, todos los africanos las cogen como si fueran lingotes de oro. No creo que si repartiera comida fueran ni la mitad de los que van a por metralletas. Seguro que Nelson Mandela hubiera corrido también. Seguro que Andrew Niccol se quedó a gusto reflejando así a los negritos, porque son como monitos, ¿no? Y por eso se matan entre ellos, ¿no? Qué sería de África sin directores tan concienciados como este tipo. Jodido Mandela, si es que os dan una pistola y perdéis el culo por cargaros al vecino.
¡Ah! Y se me olvidaba: lo que dije sobre la banda sonora es cierto, tiene canciones realmente buenas. Pero subrayan tanto la acción, son tan expleitivas, que parece que en vez de enmarcar la imagen, sean el hilo conductor de la misma. Vamos, que si fuera Freíd, diría que Andrew Niccol tiene un severo comlejo de inferioridad por no haberse dedicado al dirigir videoclips.
Y una escena: la escena. Un avión de carga aterriza en medio de una carretera africana, y los que por allí circulan (que ni Park Avenue el 24 de diciembre) corren delante del avión en lugar de apartarse, porque se ve que no estaban acostumbrados a pisar la hierba. Por supuesto, el avión frena justo delante de un bebé, una escena superdesasosegante. Y como Nicholas Cage decide repartir las armas gratis, todos los africanos las cogen como si fueran lingotes de oro. No creo que si repartiera comida fueran ni la mitad de los que van a por metralletas. Seguro que Nelson Mandela hubiera corrido también. Seguro que Andrew Niccol se quedó a gusto reflejando así a los negritos, porque son como monitos, ¿no? Y por eso se matan entre ellos, ¿no? Qué sería de África sin directores tan concienciados como este tipo. Jodido Mandela, si es que os dan una pistola y perdéis el culo por cargaros al vecino.