Toy Story nos abrió los ojos y nos enseñó lo que era el verdadero cine de animación, nos divirtió y nos transmitió los valores básicos de la vida, como son la amistad o el compañerismo.

Toy Story 2 nos siguió ofreciendo prácticamente el mismo entretenimiento (en mi opinión un tanto menor en conjunto), incluso más distraído para algunos y, por supuesto, dando un paso más en lo que a técnicas de animación se refiere.

Perdonad, pero debo tomarme un segundo para respirar hondo… Gracias.

¡Toy Story 3 ha ido mucho más allá! Lo que vemos en esta nueva película de Pixar es un auténtico espectáculo de principio a fin. Una maravilla de la animación. Jamás había visto nada igual (la calidad solo es comparable a 'Up')… la nitidez es extrema, ¡los colores!, los miles de colores que llenan cada imagen (la primera escena del interior de la guardería es simplemente genial), la animación y gesticulación… ¡soberbias!

Si los colegas de Pixar se hubiesen quedado ahí ya hubiese sido un éxito rotundo pero, cómo no, lo mejoran… y con creces. El guión es magnífico, digno de ser alabado, con diálogos de lo más inteligentes que asombrarán a niños y adultos. La historia, la trama… un show de principio a fin. Es increíble todo lo que esta compañía puede llegar a idear cuando se lo propone, ¡y vaya si se lo han propuesto! Este film es el mayor entretenimiento que he visto jamás en el cine de animación. Cualquier fragmento o escena de la cinta es sobresaliente, ¡cualquiera! Cada una de ellas regala infinidad de sorpresas que dejan, francamente, con la boca abierta. Por otra parte, los añadidos respecto a las predecesoras (Toy Story 1 y 2) son acertadísimos, como los personajes nuevos, ya que todos ellos aportan algo novedoso y muy interesante. Ninguna de sus personalidades, por decirlo de alguna forma, resulta repetitiva, sino al contrario. En referencia a la música cabe decir que se aprovecha la banda sonora habitual de la saga que a todos nos encanta, pero con añadidos y modificaciones que la enriquecen aún más.

Pero lo mejor de todo, al menos para mí, es que Toy Story 3 sigue inculcándonos esos valores que, hace ya 15 años (quién lo diría), nos enseñó la primera. Esos valores que cada vez son más difíciles de encontrar en una película y con los que cualquier niño debería crecer.

Por último, deseo comentar algo absolutamente subjetivo. El sentimiento de nostalgia que me ha provocado ir a ver la película, además de una enorme ilusión, difícilmente volveré a sentirlo con otro film. Gracias Andy, Woody, Buzz, Hamm, Rex, Slinky, sr. y sra. Potato, Jessie, Perdigón… etc, etc. Gracias a todos por volver a hacer que me sienta un niño quince años después.