Si está historia hubiera sido hecha a finales de los años 50 o principios de los 60, años que estéticamente son representados en la película, uno podría destacarla como una critica a los regímenes autoritarios, pero hecha ahora no tiene razón de ser, tanto en la forma, como en el fondo, criticar la hipocresía de un régimen que claramente es una representación en miniatura (una ciudad) del stalinismo, no tiene razón de ser actualmente, menos si se hace desde un planteamiento tan pretencioso y a la vez de un involuntario infantilismo.
No hay personajes de carne y hueso, solamente clichés el héroe melancólico y en este caso con poderes magnéticos, la damisela en peligro, los malos malísimos, que igual son menos chocantes que el protagonista, ya que este es tan solemne y a la vez hueco, que se hace realmente insoportable.
Lo peor es que encima de todo, es lenta como ella sola.
En fin sobre el mismo planteo de una sociedad manipulada, alineada, y los verdaderos cerebros detrás de eso, lo hicieron mucho mejor en The Truman Show, que demostraba el verdadero monstruo detrás de la sociedad moderna, al verdadero gran hermano actual, no el de hace 60 años.
Aquí solo queda una vacía versión de 1984.