Tal vez los ochenta fueron la última década que en las películas comerciales, y encima de adolescentes, se contaba algo más allá que la típica historia del chico con ganas de tener sexo.
Joel al principio es el cliché de todas esas películas, un poco tímido, bastante inteligente, que cuando sus padres se van de viaje, decide contratar a una prostituta para dejar de ser virgen, esto termina trayendo consecuencias.
Filmada en forma eficiente, manteniendo contento a los adolescentes que iban por ver desnuda a Rebecca de Mornay y las chicas por ver desnudo a Cruise.
Pero también contando una historia que describe y satirizaba muy bien su década, mostrando como la codicia, los riesgos innecesarios, y los excesos en general estaban transformando a la gente y sobre todo a los jóvenes.