No había realmente ninguna necesidad de esta secuela (la peor de la saga) directa de La novia de Chucky, donde todo se nota alargado, ya que los chistes vendrían a ser los que descartaron (con razón) en la anterior, todo es absurdo, mal hilvanado, estúpido, incongruente, eso de meter a los personajes en Hollywood y hacer una critica sobre el mundo del espectáculo, más allá de ser un total cliché, o sea Hollywood hablando de Hollywood es lo que ha hecho siempre, la autoreferencia absoluta, en si acá más que una película parecen diferentes sketch de Saturday night live, y las bromas y referencias han quedado totalmente caducas.
Tampoco dan gracia Chucky y Tiffany, porque todo lo que tenían para dar ya estaba en La novia de Chucky y eso de agregarle al hijo, que no aporta absolutamente nada, es peor, todo se convierte en una mezcolanza de situaciones de mal gusto, con un humor negro vulgar y predecible, es que no puedo entender como Mancini creador y guionista de toda la saga y que con ésta película debutó como director, hiciera algo tan flojo y nefasto, un verdadero bodrio.
Creo que lo único que se puede destacar para bien, es lo bien conservada que se mantenía Jennifer Tilly en ese tiempo, para ser que ya pasaba los 45, aunque su personaje que es una parodia de ella misma tampoco aporta nada.