"No respires" empieza francamente bien: tres ladronzuelos (personajes tópicos: la chica guapa de familia desestructurada, su novio macarra y el pagafantas) deciden robar en casa de un ciego que, supuestamente, esconde una jugosa indemnización producto de la muerte de su hija por una conductora niña-pija-de-familia-bien.

Y allí me empieza a patinar la película, porque yo no consigo empatizar con unos tíos que deciden asaltar la casa de un ciego, ex-héroe de guerra, que ha perdido a su hija.

Aunque luego, en un tour de force inesperado, Fede Álvarez nos revela que el ciego es un malnacido, eso no lo saben los alegres ladronzuelos cuando deciden arruinarle la vida más de lo que ya la tiene. Que sí, que la chica quiere darle un mejor futuro a su hermana... ¿de verdad no tiene otra cosa que hacer, o incluso alguien a quien robar?

Y, por otro lado, hago notar que el motivo por el que el ciego se ha convertido en un bastardo ha dado lugar, pero desde el otro punto de vista, el del ciego, a muchas películas de Bronson, Norris, etc (¿cuántas veces no hemos visto a Charles Bronson, pero ejemplo, tomar venganza cuando la Justicia no se la da?)

En fin, que la película se reduce a un correcorrequetepillo por la casa, con salvaciones milagrosas cuando alguien va a palmar, apariciones misteriosas del ciego cuando los ladrones casi van a huir, y violencia, mucha violencia.

Motivaciones morales indebidas, justicia por su mano, yo quiero dinero para mi hermana, pues le quito el platillo a un enfermo, yo estoy enamorado de mi colega de atracos, pues le ayudo a robarle al ciego... La America del "yo tomo lo que puedo tomar porque soy más fuerte". Luego se sorprenden de que gane Trump

Varios fallos clamorosos en el guión y un final poco satisfactorio completan la baja nota