Cada despertar es una habitación anónima, cuánto tiempo hace que...?, fotos, pistas y tatuajes para recordar, edficios abandonados y un personaje enlace con pinta de amigo, de traicionero... Nolan toma con tanta naturalidad este complejo retrato de mentiras y la narra con tal fuerza que al espectador no le importa ir para adelante y para atrás y vuelta a empezar, impide que se desvanezca porque cada capítulo funciona, no hay muchas películas que se relaten al modo reverso, propone una investigación que supone una experiencia útil sobre un enfermo que observa, que quizás sea un peligro para la sociedad.

Hechos, recuerdos y recomendaciones, una habilidad para dibujar la venganza sin memoria, con instinto, con la única certeza de que no volverá a su cama, es un planteamiento didáctico que tiene en la confusión un añadido para atrapar, es original, es una obra única, va sumando, no amontonando, no me acuerdo de olvidarte.

¿Con quién habla por teléfono?, uno de tantos asuntos pendientes de todo el desarrollo, fiarse de uno o de otro, replantearse el incidente, quién era, qué es, un desequilibrado anda suelto con sus motivaciones, comprensibles o no, reales o no, crearse su propia verdad es un caso de psicoanálisis para tomárselo en serio, parece que se desvía, pero la vida no es un camino recto, es una intriga moderna con base, cuyos cimientos son los de un desgraciado incapaz de asustarse.

Es provocadora, un contínuo hasta pronto, disimular para no ser un bicho raro, es una bola delirante que se va haciendo mayor pero colina arriba, una oportunidad, una venganza innecesaria por repetición, pero un rompecabezas con solución, muchos John G., muchos casos, sí, yo también la he visto rebobinándola.