Buena película del realizador gallego (bueno, nació en París, Francia, pero con 6 años de edad fue a Galicia a vivir) Oliver Laxe, que siempre ha encontrado mejor predicamento en Francia que en España. Hasta esta película, que sí ha pegado fuerte, ganando incluso premios tanto nacionales como internacionales.
Una cinta que habla de muchas cosas, sobre todo del desarraigo.Un trabajo con marchamo antropológico, de un mundo que se va viniendo abajo por mor de los nuevos tiempos, que demandan la expansión de la "civilización".
Un canto de amor a la naturaleza, al campo, a la Tierra donde uno nace, vive y muere.
Con pocos diálogos y personajes, Laxe logra entretener e interesar, cosa nada fácil en esta clase de películas alejadas, normalmente, del gran público, hasta hacer cercanos las cuitas de sus personajes, que tratan de encontrar su lugar en el mundo, sobre todo su protagonista, que sale de una cárcel para entrar en otra, desubicado y rechazado constantemente, debido a su oscuro pasado.
Espectacularidad en las escenas del incendio final e intimismo y cercanía, con incluso algunas notas de fino humor, entre madre e hijo.
Muy buena fotografía y sonido, y excelente labor interpretativa de su pareja protagonista.
Hasta la fecha la película más cercana y asequible para el gran público de Oliver Laxe. Veremos "por dónde sale" en la próxima, que esperamos con muchas ganas.

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