Es raro ver a un director como Martin Scorsese, que nos tiene tan acostumbrados a esas magníficas películas donde la mafia anda de por medio como es el caso de "Uno de los nuestros" o "Casino", hacerse cargo de una comedia, pero este director polifacético donde los haya se atrevió hace ya varios años con esta película, una rara avis dentro de su filmografía, comedia agridulce y con muy mala leche que nos cuenta quizás la peor noche en la vida de un tímido informático genialmente interpretado por Griffin Dunne, actor que también participa como productor de la misma. Dunne no me causaba una gran confianza, como actor tan sólo le había visto en "¿quién es esa chica?" junto a una desfasada Madonna, y como director había visto su "Prácticamente magia", trabajo que tampoco es para tirar cohetes, así que tenía mis dudas sobre lo que me pudiera encontrar con él. Tengo que decir que me ha encantado y que Scorsese no podría haber elegido mejor protagonista para esta serie de desventuras que suceden durante una noche loca en el Soho neoyorkino. Aquí Dunne me recuerda físicamente muchísimo a un joven Dudley Moore y me produce una ternura enorme. Junto a él aparecen una serie de secundarios que están sencillamente en estado de gracia, empezando por una joven y encantadora Rosanna Arquette a la que le viene como anillo al dedo un papel como el que le toca interpretar aquí, siguiendo por una sexy Linda Fiorentino a la que es difícil ver últimamente en las pantallas de cine y unas Teri Garr y Catherine O´Hara muy divertidas. También tenemos la oportunidad de disfrutar de John Heard y en una muy pequeña aparición de Will Patton. El director, junto a un magnífico guión que no deja puntada sín hilo, consiguen que te sientas identificada totalmente con el protagonista y que vivas con él esa angustia por querer de una vez encontrar el camino a casa, a la seguridad. A mí me ha parecido una película muy interesante que nos permite conocer el lado más cómico de este veterano director.