Leone, uno de los directores más sobrevalorados hasta los años 90, se ve que cansado de hacer espaguetis probó otro plato clásico de su tierra, uno de la cosa nostra, esos asuntillos que tan bien transfirieron a los EEUU. Y según los entendidos, realiza su mejor película, luego ya vemos cómo quedaron los espaguetis anteriores si esta es su mejor película.

De entrada, la película dura 4 horas pero debemos agradecer a la Warner que redujera la cinta a la mitad. Este hecho dice mucho si se analiza, ya que esta gente de la Warner, evidentemente, se dedica a esto del cine y supongo que tras deliberaciones (de varios minutos incluso) dijeron que mejor cortar por la mitad porque el público es inocente y no tiene porqué sufrir tanto. Alguno, no obstante habrá visto las 4 horas completas y entonces es lógico que la puntúe alto porque tras 4 horas estampado contra la pantalla y ponerla después por ejemplo un 4, no dice mucho de su sacrificio y quedaría un poco ridículo.

No obstante vemos que tiene muchos premios lo que indica que algo meritorio hay, pero ese mérito es debido a temas técnicos que nada tienen que ver con la historia que es lo que realmente vale. Sin una historia, o sea, un relato y su montaje, puede que alguno ya no lo valore tanto. Por ejemplo, se valora la música, lo cual es algo muy subjetivo teniendo en cuenta que hoy día se aplaude a gente como Rosalía y creo que con eso queda dicho todo. La música aquí no es buena por mucho macarroni que la toque; sin más, creo haber escuchado de fondo la rondalla de Amapola varias veces, que está muy bien, pero la Tuna universitaria la toca mejor, con más alegría. Cuestión de gustos.

La película en sí es muy sentimental lo que se agradece porque evita mucho el tema fiambre, tan cansino ya en estas películas de siempre lo mismo, mucho sentimiento y amor entre hombres y luego a los trabajadores honrados a hostias y tiros con ellos, y las actuaciones correctas, cierto, pero es lo lógico viendo el plantel tan bueno de actores. Tiene pasajes extraños que cada uno irá descubriendo que son para que el público se encoja de hombros y ya está. Será así.

Lo mejor y lo que llama la atención es que en la película El irlandés (2019), Scorsese utiliza la misma temática sobre el fondo de pensiones del sindicato de transportes utilizados para los negocios privados de la cosa nostra: el puterío, el juego y la droga, lo que da pasta, vamos, y aquí se hace referencia a ello, a lo mismo, o sea, que Scorsese lo sacó de aquí, aunque también hay que decir que el asunto fue real. El caso es que eso está bien, que las buenas ideas se compartan. Aquí, en nuestra querida España, también se utilizó durante años dicha idea pero con el fondo europeo para los parados víctimas de los Expedientes de Regulación de Empleo, para repartirse ese dinero entre los colegas de La cosa nostra.