Tal vez una de las series de dibujos más asquerosas y repelentes que he llegado a ver. Y siempre las pillaba. Me acuerdo que avisaron que en Japón sus destellos de coloridos causaban problemas visuales en los niños, creo que se callaron que también podían causar apoplejía, lesiones cerebrales, retardos mentales... Recuerdo también que se fabricó un juguete de plástico que simulaba una bola con los colores rojiblancos del Aleti, que traía dentro un bicho de esos. No me acuerdo bien, pero creo que venía en las cajas grandes del cola cao.

Bueno, además cromos y juegos y más cosas. Un asco. En la serie había un Team, el Team Rocket o algo así, con una tía y dos tíos raros muy exaltados siempre, estos querían ganar pero por las malas, seguían instrucciones de alguien en la sombra. Querían ganar en los combates haciendo trampas o robando bolas de Pokemon, por cierto, sin acento en la e, porque las palabras llanas no se acentúan si acaban en n o en s, ignorante. Nunca conseguían nada. Horrible. Así hay tanta frustración...

Luego estaba el muchacho, Ash, con su gorra y sus pintas de yanqui, acompañado de un colega y una chica mona que era una bendita. Ash debía competir en el campeonato mundial de los Pokemon. Para ello tenían que entrenarlos duramente al estilo Fama. Horrible. Los bichos podían ser enormes pero cabían en una bola pequeña, donde se recogían y dormitaban el letargo. Se encogían o algo así, se supone, o entraban en esas bolas tan pequeñas por una cuestión de dimensiones desconocidas.

Es posible que los japoneses aún sufran coletazos de las bombas que les tiraron los americanos, no sé, pero dan la impresión de no tener juicio, siempre creando dibujos estrambóticos de muchachos con ojos muy grandes, cuando ellos los tienen achinados. Siempre personajes gritando y llorando y siempre dibujando historias de monstruos y espíritus. Es verdad que se han hecho expertos y algún dibujo como Totoro son realmente admirables, pero para llegar a Totoro hay que tragar mucha mierda como ésta y no sé si merece la pena.

Todos los japoneses sufren una obsesión de dibujar de forma irrefrenable, día y noche. Dibujan de todo, hasta porno, todo en plan pesadilla, con temas que te llevan a lo infinito, a la locura, como las carreras de Benji, Oliver y demás futbolistas, que eran interplanetarias, sin final prácticamente, daban la vuelta al mundo y los balones perdían la forma esférica de la velocidad de rotación imprimida; y no te digo nada de Heidi en el columpio... algo sobredimensionado, cósmico...

Juro que intenté comprender la serie, quise sentir algo por esos dibujos, una empatía… no sé, pero no se puede entender esas apariciones luminosas de dibujos que simulan seres absurdos, lineales, amorfos otros, llenos de destellos vigorosos, que pertenecían a diversas armas o estilos de ataque. ¿A quién querían engañar? Los pobres Pokemon sufrían durante la batalla y podían morir, incluso el entrenador sufría con su bicho si iba recibiendo hostias del contrincante. Golpes, rayos, disparos, de todo… No explicaban la finalidad ni de donde provenían esos monstruos ni el por qué de sus poderes adquiridos, podían ser mutantes, no sé..., pero en realidad eran esclavos de sus entrenadores, siervos, condenados a vivir en una bola y sólo salir para pelear y morir, gladiadores condenados... Nunca lo comprendí.