Esta película empecé a verla en el año 92, creo recordar. Ayer, terminé de verla. Es una película maravillosa. Espléndida. Los expertos cinéfilos reconocen la calidad como se puede comprobar por la buena nota. Yo lo intuyo. Recuerdo que en la lujosa casa había unas jamonas de muy buen ver, lo reconozco. Buen ambiente y muy logrado, te contagia, te absorbe por completo porque cuando la gente de la casa se va durmiendo después de tanta fiesta y tanto jolgorio, sin darte cuenta entras en el mismo sopor muy agradablemente. Es sensacional como te embarga, como te implica en la trama el granuja de Ingmarín. Acoplo el nombre al español para no resultar tan cortante como decirlo en sueco.

Es una película para adultos. No me refiero en edad, si no en madurez, en mentalidad. O sea, si eres tonto, aunque tengas 90 años, no eres una persona madura. Y la película te aburrirá. Por eso yo la he visto a lo largo de varias etapas de mi vida, para sentir menos esos efectos nocivos. Y no me quejo porque soy capaz de aguantar las cosas buenas y malas con el mismo humor con que si me hubiera aburrido desde el minuto uno, habría renunciado a ella como hace mi mujer con todas las películas que no son de miedo. Ésta, de miedo del todo no es. Tampoco tiene nada que ver que los protagonistas sean dos niños para pensar que tendrá un argumento simplista, no, quien piense así se confunde. Es de dos niños, pero es un film para adultos, para gente madura.

También alguien podrá creer que sea de fantasmas o para fantasmas, y no. Yo veo fantasmas casi todos los días y no tienen nada que ver con la película. Por mi parte, creo que estoy vivo, que estoy consciente y que tengo los pies en la tierra; siento las bofetadas que da la vida a diario, luego soy un ser real. Luego están los que dicen que Bergman se hace pajas mentales para dar una idea del film. Tampoco. Si te oyera Bergman se descojonaría de ti. Seguro que tus pajas no te dan tanto dinero como el que debió sacar el sueco cuando se cascó una gayola haciendo esta película. Porque se hará pajas, pero no mentales.

Es una película para adultos, para gente sensata que no crea en fantasmas y cosas así, y para cinéfilos bien curtidos. Pensemos que, por ejemplo, quien haya visto (perdón, en este caso debería utilizar la expresión "quien haya visionado") Muerte en Venecia (por decir una), de Visconti, Luchino Visconti (no confundir con Luchino & Victorio), tiene muy allanado el camino. Y si encima, también la valoró como excelente, podemos añadir que este film será muy de su agrado.

Cierto que parece que tiene una larga introducción, y que dura mucho, pero es que, atención, ese es el valor. Es que la película no podría resumirse como sí les puede pasar a otras, que se alargan sin necesidad. Esta requiere el paso de los minutos con parsimonia, con escenas y planos lentos, su valor está en el tiempo, aunque el tiempo no es que se refiera a que en la acción hayan pasado muchos años, si no que ha de contarse a paso lento. Hay que desconectar con tu “Yo”, con los elementos que en tu órbita te distraigan, con tus sensores de aproximación. Hay que encontrar el punto, el punto C, Central, ese mismo que el gran Lama lo tiene ya bien pillado. Y si lo encuentras, ¡vaya que disfrutarás con la película! Yo, por desgracia, no lo encontré.