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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
9
Drama Pablo (Alfredo Mayo), un amigo de Julián (López Vázquez), acaba de casarse con Elena (Geraldine Chaplin), una sofisticada extranjera. Julián se obsesiona tanto con ella que empieza a cortejar y a tratar de cambiar el aspecto físico y los hábitos de la enfermera que atiende su consulta, ya que se parece bastante a Elena. (FILMAFFINITY)
30 de agosto de 2017
21 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sí, es una nadería pero bien hecha y muy aguda. Tenemos a José Luis en uno de esos papeles de retorcido mental, meticuloso, expectante, inteligente, egoísta..., incluso, más allá, medio psicópata, que tan bien se le da y tan bien le quedan por su físico, por su estampa de hombre apocado y cortito, de tal forma que es un lujo disfrutar de su personaje, descubriendo su cariz oculto, su doblez, su disimulo, mostrando sus planes con esa contención y sabiduría propia de un excelente actor. Es que en la vida real algo debió tener de eso. Es un lujo y más acompañado de esa pareja, ese matrimonio tan bien avenido, lo bien que participan del juego de los deseos. Todo muy bien planteado, con su lógica base argumental, los negocios, el reflejo social del pasado con recuerdos siempre tan melancólicos, fotogramas siempre vivos en la mente con el anhelo tan propio del ser humano por hacerlos revivir, el reclinatorio, el tobogán... Y fotos para inmortalizar el momento y vencer la dimensión del tiempo. Ese ambiente sugestivo está por encima de todo, ese aire vintage tan fabuloso que envuelve la antigua casa de aguas termales, con ese escondrijo propio de un cerebro que no para de maquinar.

Alfredo está impresionante en un papel que juega y deja jugar, observa, pero no recela, es un personaje pleno, generoso y expresado perfectamente y Geraldine escapa de su modelo de actuación dramática a un papel en el que Saura, con aguda habilidad, saca de ella todo el erotismo, misterio y deseo que tiene que despertar. Podemos hablar del tema central y también podemos pasar de ello y seguir sumergidos en el ambiente. Fantástico ese aire de triángulo amoroso con una cuarta persona que es un proyecto de doble de Elena, algo en potencia como la aplicación del mito de Pigmalion, cuya herramienta es una poción mágica, el peppermint con hielo picado con ese puntito que sólo Julián (José Luis) sabe dar. Él conoce el secreto de su poder y sabe cómo administrarlo para lograr su objetivo, un objetivo que nació a golpe de tambor, como debía sonar su corazón al descubrir a su bella amada dándole con esa fuerza.

Una película por descubrir, muy infravalorada y nada de decir sandeces sobre choque de culturas ni que el paso de los años ha hecho mella en ella, porque está parada en el tiempo y no utiliza referencias, es un mundo intimista y por ello muy particular.
floïd blue
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