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España España · Pasajero 58
Voto de floïd blue:
7
Drama Drama basado en la historia real de Tom Murtom, el director de prisiones que conmocionó el mundo político de Arkansas al destapar los escandalosos abusos y asesinatos que tuvieron lugar en la prisión estatal. Año 1969. Antes de presentarse como el nuevo alcaide, Brubaker (Redford) se hace pasar por un preso recién llegado, gracias a lo cual descubre que la situación en la cárcel es de corrupción endémica. Sus esfuerzos por reformar y ... [+]
27 de septiembre de 2022
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
De esta película se habló mucho tras su estreno. Un infiltrado para ver desde dentro el mundo carcelario en las prisiones del Estado. Y es que aquí un reo cumplía condena a base de bien, e incluso alguno cumplía más años que los apuntados en su sentencia.

Los que no conocemos esta burocracia y la administración de aquel país, no podemos decir cuáles son las competencias del alcaide de una penitenciaria. Por otras, parece que entonces era un dios en su ámbito, no se andaban con chiquitas y contaban con guardias armados dispuestos a pegar un tiro al que vieran correr de la línea de salida hacia afuera. Pues aquí, Henry Brubaker es el alcaide y va de legal, dispuesto a cambiar las normas y a acabar con los chanchullos propios de los que trajinan con dinero del Estado. Al menos, con los muy exagerados, los que ya es pasarse.

Eso sí, Brubaker si tiene que despedir a un funcionario, lo echa por inútil; y si tiene que coger la escopeta, la coge y santas pascuas. Eso es lo que asombra un poco. Pero la película puede verse también como un alegato a la verdad sobre los "muertos" que tiene un Estado en su haber. Los chanchullos, las mentiras, los abusos de poder... Brubaker quiere luchar contra todo esa corrupción existente y acabar con ella. Esta película influye en el espectador de tal forma que creo que con este trabajo, el carismático Robert Redford —siempre muy metido en papeles de ciudadano honrado en busca de la verdad—, si se hubiera presentado para senador y luego para presidente, habría ganado de largo. Ronald Reagan, al año siguiente, lo fue, y era mucho menos atractivo que Robert Redford y sus películas menos llamativas, desde luego.
floïd blue
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