Es la primera de las "Películas para no dormir" que veo, así que la puntúo con un cinco más que nada para tener un punto de referencia para valorar el resto de las películas que, aparentemente, me van a quitar el sueño. Pero sospecho que está más cerca del cuatro que del cinco.

Quitar no quita el sueño desde luego. Tampoco es que te den ganas de dormir, pero a poco que uno quiera sestear con una película de fondo, lo consigue, seguro.

Demasiadas escenas que suenan a otras ya vistas en el cine español, actores conocidos pero que no se hacen muy creíbles (ni siquiera Miguel Rellán, que se salva de la quema por los pelos), y aunque la historia de Tomás adolescente está bien ambientada y decentemente construída, la de Tomás adulto está como pilladísima con pinzas.

Tengo la ligera sospecha de que si no hubiera pretendido ser una película de "terror" (aunque sea "psicológico") habría salido una película bastante más decente.