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España España · Desciudadana
Voto de Blasfuemia:
9
Drama Una niña de 13 años, Wei Minzhi, que vive en un pueblo de las montañas, se ve obligada, por orden del alcalde, a sustituir durante un mes a su maestro. Éste le deja cada día un trozo de tiza y promete darle 10 yuan si consigue que ningún estudiante abandone la escuela. Sin embargo, el revoltoso Zhang Huike abandona la clase para ir a la ciudad en busca de trabajo, y la abnegada Minzhi tendrá que ingeniárselas para que regrese a la escuela. (FILMAFFINITY) [+]
13 de febrero de 2007
86 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es la mejor película de Yimou, pero es un buen filme, muy bueno.

En poco tiempo he visto dos películas cuyos protagonistas no eran profesionales, y además, protagonizadas por niños (la otra era "Las tortugas también vuelan"). Viendo el resultado, es de los pocos casos en que semejante "intrusismo" resulta de lo más beneficioso. La frescura de la película la transmiten personajes que básicamente se interpretan a sí mismos. Por cierto, el alcalde del pueblo tampoco es un actor profesional: es el verdadero alcalde de la aldea (por lo menos cuando se rodó la película).

Para mí hay cuatro partes dentro de la historia que nos cuenta la película:

1) Los primeros momentos en los que Wei llega a la aldea a sustituir al maestro, el contacto con los alumnos. Aquí la película empieza yendo de menos a más, culminando en la desazón que te transmite la niña ante una tarea que le viene grande: ser maestra de alumnos casi de su misma edad. Hay escenas dentro del aula que son, sencillamente, preciosas.

2) Cuando el alumno rebelde pasa a ser el alumno desertor y entre alumnos y maestra buscan la forma de conseguir dinero para que Wei vaya a buscarlo a la ciudad. Esto es pedagogía, señores: magníficas clases de matemáticas haciendo cuentas de cuánto tienen que trabajar para conseguir el dinero. Alumnos enseñando a alumnos. Y alumnos aprendiendo en situaciones reales. Insisto: esto sí es pedagogía. Pedagogía y todos a una, por cierto.

3) Cuando finalmente la maestra va a la ciudad. Esta parte es tremenda, porque hasta ahora la acción transcurría en una aldea que podía situarnos en cualquier momento de hace muuuuuuuuuuchos años. Pero no, hablamos de aquí y ahora. La ciudad nos recuerda el contraste que se puede dar en un mismo país: primer y tercer mundo separados por no muchos kilómetros. La pobreza y la riqueza, la miseria y la modernidad.... son cosas que no están separadas por el tiempo, sino por unos pocos kilómetros.

Aquí, en la ciudad, parece que muchas escenas fueron rodadas con cámaras ocultas (al niño le dieron de comer sin saber que estaba fingiendo; o la propia Wei a la entrada de "la tele" preguntado por el director...)

Impresionante el tesón de la protagonista. Para quitarse el sombrero, de llevarlo.

4) Esta última parte es la que personalmente, creo que sobra. Yimou intenta suavizar la imagen del país al que pertenece. Y aparecen las tizas de colores. No obstante, tal y como nos ha presentado toda la historia, los tiempos tan bien llevados, la frescura y fuerza de los personajes, las escenas realmente brillantes que nos ofrece (esas dos coca-colas!!), se puede ser benévolo y perdonar este último "lavado de cara"

Saludos
Blasfuemia
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