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Seychelles Seychelles · Monchópolis
Voto de Monchita:
8
Drama En un barrio residencial, la amistad entre una niña de diez años, solitaria y fantasiosa, y el jardinero, un joven de veintiún años, alarma a los padres de la chica, que desconfían de un chico tan mayor y que no pertenece a su clase social. (FILMAFFINITY)
13 de febrero de 2012
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Baba Yaga es un brujo malo que vive en el bosque.
Dentro de la amurallada ciudad residencial Camelot Gardens, todo el mundo es feliz. Ese gran muro que les rodea les supone la protección necesaria para que ningún elemento del exterior perturbe su supuesta pacífica existencia. Lo que suceda fuera de esas puertas, no existe. Así todos podrán seguir siendo tan hipócritas como siempre; fingir, pretender ser y enorgullecerse de sus ostentosas vidas. Aparentar. Ocultar sus problemas. La hipocresía de las clases acomodadas.
John Duigan trata de poner el dedo en la llaga al criticar el estilo de vida de los “ricos”. No llega a los niveles ácidos y de crítica mordaz del retratista de sociópatas Todd Solondz pero al menos nos hace reflexionar sobre las diferencias clasistas y los contrastes sociales (no hay más que ver la hospitalidad de la gente humilde reflejada en la familia del jardinero). Para ello, el australiano de origen inglés, se vale de una historia contada a modo de cuento pseudo-macabro y fantasioso, con ese paralelismo con el mito eslavo de Baba Yaga, donde una niña (Mischa Barton) entabla una extraña y tierna amistad con un jardinero (Sam Rockwell).
La niña está harta de una madre fingidora y de un padre cobarde con complejo de inferioridad, incapaz de aceptar a su hija a causa de una enorme y fea cicatriz que ésta tiene en el pecho como consecuencia de una enfermedad cardíaca. Es antiestética y los demás no se la pueden ver. Un día, en el bosque extramuros, la niña conoce por casualidad a Trent (Rockwell), el jardinero de origen humilde que cuida el césped de los habitantes de Camelot Gardens. Comprende que ese chico es el único auténtico entre tanta basura, el único que no tiene que fingir ser algo que no es.
Baba Yaga no siempre es malo.
La sociedad de las falsas apariencias es criticada en 'Inocencia rebelde' sin demasiada sutilidad. Si hay un ladrón en una zona rica, ése es sin duda el pobre.¡Hasta regalar una tortuga es más grave que el acoso sexual!
Baba Yaga no es quien parece.
La niña quiere huir de su vida y el jardinero rompe su monotonía. Precioso el momento en que ambos bailan encima de la camioneta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Monchita
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