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Voto de Antonio Morales:
7
Drama. Cine negro Tras atracar una gasolinera, dos criminales, heridos en el tiroteo, son atendidos por el doctor Brooks, el único médico negro del hospital de la ciudad. Cuando uno de ellos muere, el otro acusa al médico de haberlo matado y provoca una revuelta racista para vengarse de él. (FILMAFFINITY)
26 de febrero de 2015
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
A Mankiewicz nos podemos referir como uno de los máximos exponentes del cine de la razón y de lo razonable. Sus películas demuestran un equilibrio ejemplar entre las necesidades comerciales y de autoría. A una sólida estructura de producción, común a todas sus películas, se une una inteligente construcción del guión – básico en el cine de Mankiewicz –, que desarrolla temas y personajes que se manifiestan a través de conflictos, en los que predomina la reflexión sobre la acción. La palabra se convierte así en la posibilidad más brillante que incluso la acción.

“No way out” fue una de las primeras películas americanas que abordaron, tras el fin de la 2ª GM, la llamada “cuestión racial”. Una de las pocas que se han planteado honradamente, sin tapujos ni paliativos, en qué consiste el racismo, qué formas – violentas o educadas – adopta y cómo funciona. Filmada con valentía y talento por Mankiewicz para la Fox, tratando de exponer los conflictos latentes en la sociedad de su país, olvidados durante la contienda mundial, y que con la paz podrían estallar. Aunque puede resultar previsible y sin sorpresas, no es menos cierto que este drama social está narrado con brío y un realismo social sorprendente para la época.

En ella hizo su debut en cine Sidney Poitier (22 años), como Luther Brooks, primer doctor de color que trabaja en un hospital público al que llegan dos delincuentes heridos, tras un frustrado atraco a una gasolinera. Los hermanos Ray (Richard Widmark) y John Biddle, este último muere mientras intenta salvarle la vida el Dr. Brooks ante la presencia de Ray, un sicópata abyecto que canaliza su frustración personal en un odio racista, que acusa al doctor de la muerte de su hermano. Mientras la autopsia esclarecedora de lo sucedido, le es negada por la familia del fallecido. Mención especial merece la ex esposa del muerto (Linda Darnell), una atractiva mujer que intenta borrar su pasado con el mundo de la delincuencia y el jefe médico (Stephen McNally) que muestra su confianza en el hombre de color.

El cineasta muestra un retrato inquietante de esa clase de tipos que encarna excelentemente Widmark, especialistas en retratos de villano en esa época, que muestra su desprecio mediante un lenguaje grosero y obsceno, un reprimido prejuicio imbuido por su fracaso social, raíz absoluta de su odio hacia una raza que considera inferior y que no acepta que pueda alcanzar un reconocimiento social digno, como es el caso de Brooks, un joven que todo lo que ha conseguido ha sido gracias a su esfuerzo y al de su familia, ayudándolo a ser un hombre tolerante y noble.
Antonio Morales
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