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Voto de Antonio Morales:
9
Intriga Un reportero fotográfico (Stewart) se ve obligado a permanecer en reposo con una pierna escayolada. A pesar de la compañía de su novia (Kelly) y de su enfermera (Ritter), procura escapar al tedio observando desde la ventana de su apartamento con unos prismáticos lo que ocurre en las viviendas de enfrente. Debido a una serie de extrañas circunstancias empieza a sospechar de un vecino cuya mujer ha desaparecido. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2013
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Un plano secuencia con un suave “traveling” de unos segundos le basta a Hitchcock para ponernos al corriente del personaje de James Stewart, la cámara nos muestra su pierna escayolada, a qué se dedica, prensa gráfica y qué hace para no aburrirse, observar a sus vecinos. Luego habla con su editor amenazándole con casarse si no le saca de allí, seguidamente llaga su novia Lisa (Grace Kelly), y Hitchcock la presenta como una bellísima ave depredadora: surge de repente de la oscuridad, se inclina para succionar a su presa y a lo largo de toda la escena su sombra cubre el rostro de Jeffries (Stewart); después al levantarse domina el espacio cerrado donde vive su novio con el vuelo de su vestido. Creo que no se pueden dar más datos al espectador con una cámara, sin necesidad de palabras.

Parece insinuarse un doble conflicto: por un lado Jeffries, se muestra reacio al amor que le ofrece una Lisa demasiado perfecta; por otro, parece que su interés se centra en seguir las andanzas de sus vecinos del patio trasero en el Greenwich Village neoyorquino. Al principio Lisa no muestra interés en mirar con Jeffries, más bien intenta competir probándose modelos e intentando seducirle con argucias femeninas, insinuaciones soterradas que Hithcock se cuida de destacar, como la cena que Lisa manda traer al apartamento, o la visita de su amigo policía que observa lascivamente la ropa interior que Liza ha traído para dormir en la cama de su novio.

Haciendo gala de su audacia, el cineasta divide la película en tres bloques conceptuales: por un lado tenemos al hombre inmóvil que mira hacia fuera, es el primer trozo del film. El segundo trozo hace aparecer lo que ve y el tercero muestra su reacción. Esto representa lo que conocemos como la expresión más pura de la idea cinematográfica. Pudovkin escribió sobre esto, en uno de sus libros del arte del montaje. La reflexión del cineasta puede, en una primera lectura parecer una de sus inteligentes y brillantes “boutades”, pero encierra el principio sobre el que se asienta la base ideológica de la película: la proyección interior que el transcurso de unos acontecimientos ajenos y objetivos produce en el sujeto que los contempla y los elabora como discurso, y que es a la vez observado por un segundo espectador (el que ve el film) que lo somete a un análisis de procedimiento similar.

Este doble itinerario de mirar y ser mirado (cine dentro del cine) es presentado por Hitchcock, de manera ejemplar. Seres humanos que conviven en una colmena, con sus distintas vicisitudes (corazón solitario, los recién casados, el pianista, la bailarina y el siniestro Thorwald) analizadas con la curiosidad y el morbo del “voyeur” que todos llevamos dentro. Resulta curiosa la actitud de Jeffries hacia Lisa, mucho más afectiva cuando su novia se involucra en la acción y aventura que quieren vivir ambos. “La ventana indiscreta” es una obra perfecta y atemporal, sus implicaciones apuntan hacia una capacidad metafórica ilimitada.

Continúa en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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