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Voto de Antonio Morales:
9
7,7
7.833
Cine negro. Intriga. Drama
Frank Jessup es un enfermero de urgencias que acude a una mansión para atender a la señora Tremayne que, según parece, ha intentado suicidarse. Sin embargo él sospecha que en realidad alguien ha intentado asesinarla. Allí conoce también a Diane, la hijastra de la señora Tremayne, una joven delicada, sensual y un tanto inestable, ante la que cae rendido inmediatamente. (FILMAFFINITY)
13 de julio de 2013
11 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es evidente que “Angel Face” pertenece a la última fase dentro del desarrollo en el género del cine negro, el movimiento que renovó el thriller americano a mediados del siglo pasado. Tras el ciclo de películas basadas en conocidos gánsters, detectives privados, los melodramas perversos, y el realismo callejero de la primera posguerra, esta fase casi terminal del “film noir” se caracteriza por la acción psicótica y los impulsos negativos de sus protagonistas.
Esta es una película que pertenece al cine negro por derecho propio, ello se debe en primer lugar a la dirección de Preminger: su tratamiento del argumento exhibe una mirada analítica y glacial, lejos del agradecido expresionismo del cine negro convencional, lo que contribuye a subrayar el vacío moral y la desolación en la que se mueven los personajes. La excelencia de la película reposa, en segundo lugar, sobre su magnífica pareja protagonista: Frank Jessup (un excelente Robert Mitchum) como chófer que se ve atrapado en la tela de araña de Diane (una fascinante Jean Simmons), Mitchum repitió la postura de indolencia ante la fatalidad que había hecho suya en “Retorno al pasado” de Jacques Tourneur, con magníficos resultados. Pero la gran sorpresa es ver como Simmons, hasta entonces relegada a papeles épicos o de ingenua, borda el personaje de la niña mimada Diane, fría calculadora, neurótica y peligrosa encarnación de la mujer fatal del cine negro.
Frank es un conductor de ambulancias y ex-piloto de coches de carreras que desea volver a los circuitos. Por una parte, Frank tiene un trabajo fijo, aunque sueldo escaso pero estable, y la inminencia de una boda con una compañera de trabajo. Por otro lado, tras la aparición de Diane, Frank ve la posibilidad de dejar su trabajo, pasar a servir a la rica familia como primer paso para conseguir conducir otro coche de carreras y aceptar el amor de una mujer adinerada. Frank se debate entre dos caras de la realidad: entre la grisura de lo cotidiano, y la hipnótica atracción de la ascensión social. Excelente guión con una acertada puesta en escena del maestro Preminger.
Esta es una película que pertenece al cine negro por derecho propio, ello se debe en primer lugar a la dirección de Preminger: su tratamiento del argumento exhibe una mirada analítica y glacial, lejos del agradecido expresionismo del cine negro convencional, lo que contribuye a subrayar el vacío moral y la desolación en la que se mueven los personajes. La excelencia de la película reposa, en segundo lugar, sobre su magnífica pareja protagonista: Frank Jessup (un excelente Robert Mitchum) como chófer que se ve atrapado en la tela de araña de Diane (una fascinante Jean Simmons), Mitchum repitió la postura de indolencia ante la fatalidad que había hecho suya en “Retorno al pasado” de Jacques Tourneur, con magníficos resultados. Pero la gran sorpresa es ver como Simmons, hasta entonces relegada a papeles épicos o de ingenua, borda el personaje de la niña mimada Diane, fría calculadora, neurótica y peligrosa encarnación de la mujer fatal del cine negro.
Frank es un conductor de ambulancias y ex-piloto de coches de carreras que desea volver a los circuitos. Por una parte, Frank tiene un trabajo fijo, aunque sueldo escaso pero estable, y la inminencia de una boda con una compañera de trabajo. Por otro lado, tras la aparición de Diane, Frank ve la posibilidad de dejar su trabajo, pasar a servir a la rica familia como primer paso para conseguir conducir otro coche de carreras y aceptar el amor de una mujer adinerada. Frank se debate entre dos caras de la realidad: entre la grisura de lo cotidiano, y la hipnótica atracción de la ascensión social. Excelente guión con una acertada puesta en escena del maestro Preminger.