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Voto de Antonio Morales:
7
Western Logan Stewart, el propietario del principal almacén de mercancías de Jacksonville es un próspero hombre de negocios que desea vivir tranquilo. Sin embargo, no puede evitar verse envuelto en problemas: por un lado, un matón lo busca para matarlo; por otro, intenta proteger a un amigo que es banquero y jugador que tiene problemas. (FILMAFFINITY)
28 de marzo de 2015
8 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para quienes amamos la serie B, los que preferíamos escuchar la cara B del single, cuando el disco de vinilo era el soporte musical, nos intrigaba la cara oculta de la Luna y cruzar al otro lado del espejo, Jacques Tourneur ha sido siempre poco menos que un dios. Un mito que a día de hoy, las enciclopedias de cine, apenas dedican unas pocas líneas. Que sus películas, con la obvia excepción de los grandes clásicos reconocidos, siguen estando olvidadas, por ejemplo el fastuoso western de hálito romántico que nos ocupa, “Tierra generosa”. En definitiva, que a pesar de “La mujer pantera”, “Retorno al pasado” o “El halcón y la flecha”, Jacques Tourneur sigue siendo un director “maldito”, un “marginado”.

“Cannyon Passage” es el primer western de los cuatro que Tourneur dirigió para la gran pantalla, después de su etapa para el productor Val Lewton y el que menos depende de las vicisitudes argumentales que se cuentan en él: la vida de un grupo de colonos en tierras de Oregón, un asentamiento en un territorio indio. Gracias al gran productor Walter Wanger, marido de Joan Bennett y artífice de “La diligencia” de John Ford y “Cleopatra” de Mankiewicz. Lo que hace hermosa a esta película de perezoso discurrir es la atmósfera y los detalles que enriquecen los retratos de la vida colectiva en ese proyecto de ciudad llamada Jacksonville. Imágenes tradicionales del western bañadas por una sensibilidad que tiene más que ver con la pintura y la poesía románticas que con el tema de la colonización del Oeste.

Basada en una obra del especialista en westerns Ernest Haycox, el argumento se apoya en la oposición de dos caracteres: Logan Stewart (Dana Andrews), un hombre emprendedor que invierte en mercancías que representa el espíritu del colono y la conciencia de la colectividad; y Camrose (Brian Donlevy), que encarna justo lo contrario: jugador empedernido y tipo que sólo se representa a sí mismo. Detrás de ellos están los indios, el oro, la construcción de una ciudad, el póquer, el trabajo de la tierra y Lucy (la pelirroja Susan Hayward) por la que ambos se sienten atraídos. Tampoco falta el rudo y pendenciero Honey (Ward Bond), que tiene la función de saciar la sed de violencia en la comunidad.

Desde el lluvioso comienzo en la calles de Portland cubiertas de lodo en 1856, una luz crepuscular baña las imágenes del film. A partir de ahí, ni siquiera las panorámicas que acompañan el viaje de Logan y Lucy de Portland a Jacksonville poseen la función tradicional de hacer explícito el paso del tiempo o crear una idea de viaje largo: es una cabalgada que ilustra la fascinación que inspira el paisaje, que intenta captar su respiración y el efecto que produce sobre los personajes. Un western casi desconocido por los jóvenes que merece la pena ver, así como otros títulos del género fantástico que llevan la huella de este gran cineasta.
Antonio Morales
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