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Voto de Antonio Morales:
7
Acción. Aventuras En el Japón de la era Tokugawa, un grupo de nueve jóvenes samuráis está decidido a acabar con la corrupción reinante y a acabar con todos los que están relacionados con ella. Consiguen el apoyo del inspector de policía Kikui y se preparan para llevar a cabo su plan. Poco después, aparece Sanjuro, un personaje salido de entre las sombras, que empezará a actuar y a poner orden en medio del caos. (FILMAFFINITY)
2 de agosto de 2015
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
En general, Sanjuro se aleja de la crudeza del film anterior para adentrarse por unos caminos de clara sátira hacia el código “bushido” y hacia la figura del samurái, convirtiendo el conjunto final en una auto parodia de resultados algo discutibles. No se trata del mismo Sanjuro que había implantado justicia entre los dos clanes enfrentados de “Yojimbo” y, por supuesto, el aura casi mítica que desprendía aquel personaje desaparece prácticamente por completo para convertirse en una simple caricatura socarrona. El objetivo no era, pues, humanizar el personaje, sino más bien trivializarlo en tono de comedia (Sanjuro aparece bostezando y perezoso).

Eso no significa que el film sea insatisfactorio, pues gracias a la milimétrica precisión que alcanza el director en la puesta en escena, sabe sacar un gran rendimiento al “Scope” luciendo en todo su esplendor. Destacando el enorme sentido pictórico de los encuadres, gracias a sus conocimientos adquiridos en la Escuela Superior de Kyoka. El aventuresco argumento es muy sencillo: nueve jóvenes samuráis están decididos a acabar con la corrupción que reina en su ciudad. Con el supuesto apoyo del inspector Kikui preparan un plan para eliminar al líder rival Mutsuta. Oculto en un lugar cercano, Sanjuro se entera de sus intenciones, y al comprobar la incompetencia del inexperto grupo de guerreros, finalmente decide ayudarles en su afán de limpiar el pueblo de maleantes.

Después del gran éxito de “Yojimbo”, la Toho presionó a Kurosawa para que filmase una continuación (los Estudios siempre pensando en el dinero), nuevamente con el personaje de Sanjuro, el samurái mercenario como protagonista. Pero en esta ocasión los resultados, en mi opinión, no fueron tan satisfactorios, si la historia anterior tampoco había sido muy original, pues tenía influencias de la novela negra “Cosecha roja” de Dassiell Hammett, el conflicto allí propuesto tenía al menos una fuerza dramática que desaparece por completo en esta continuación. Para los papeles principales se contó nuevamente con los actores Toshiro Mifune como Sanjuro y Tatsuya Nakadai como réplica al héroe protagonista, tal y como ya había ocurrido en la entrega anterior.

Otro aspecto destacable sería la música que vuelve a correr a cargo de Masaru Sato. Las reminiscencias de la partitura de “Yojimbo” son evidentes desde el primer instante y el tema principal suena con algunas variaciones, la coreografía en las luchas con catanas muy bien sincronizadas con la acción del film. Contiene frases ingeniosas y filosóficas, “Las buenas espadas permanecen envainadas” que ya han mencionado acertadamente otros usuarios. Kurosawa vuelve a centrarse en la relación alumnos y maestro a la que añade matices morales impensables en “Yojimbo”. Del mismo modo, el cineasta resuelve de forma más que correcta los “gags” cómicos de Sanjuro como instructor de un grupo de aprendices.
Antonio Morales
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