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Voto de Antonio Morales:
8
Drama Acusado del asesinato de su mujer, Andrew Dufresne (Tim Robbins), tras ser condenado a cadena perpetua, es enviado a la cárcel de Shawshank. Con el paso de los años conseguirá ganarse la confianza del director del centro y el respeto de sus compañeros de prisión, especialmente de Red (Morgan Freeman), el jefe de la mafia de los sobornos. (FILMAFFINITY)
2 de septiembre de 2014
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película produce un consenso casi unánime en cuanto a valoración en esta web, gusta por igual a todo tipo de aficionado al cine, sea más o menos docto, en mi opinión, se debe sin duda, a la narración que nos propone, que no es otra que una grandiosa y emotiva historia de amistad viril entre dos hombres y en la superación personal. Stephen King es un cinéfilo empedernido que tiene la confesada debilidad por los dramas carcelarios. Por eso cuando King escribió la novela breve “Rita Hayworth y la redención de Shawshank” en la que se basa esta “Cadena perpetua”, disfrutó barajando todos los tópicos (en el mejor sentido) del querido subgénero – el guardián sádico, el alcaide corrupto, el preso recién llegado que se convierte poco a poco en leyenda, la cárcel como microcosmos humano y metáfora de la existencia… - y les rindió sentido homenaje en un relato endiabladamente hábil, con un fascinante sentido evocador.

Lo que hace original a esta película es su contenido emocional, la esperanza y la fuerza que eso proporciona. La adaptación sigue fielmente la estructura de la novela – echa mano del literario recurso de la voz en off –, pero, sobre todo, respeta su espíritu. El cineasta Darabont en su excelente debut recrea el universo del cine penitenciario y su mitología con tal devoción, que al espectador le resulta muy fácil dejarse atrapar por este brillante ejercicio de cinefilia. El sólido guión – del propio director – recurre a los sentimientos más nobles y se implica sentimentalmente en la historia adoptando un clasicismo formal depurado, elegante, atento en todo momento por la descripción de los personajes. Un film que cala hondo, porque confía plenamente en su capacidad de conmover.

El cineasta homenajea a Burt Lancaster en “EL hombre de Alcatráz”, con el personaje de el bibliotecario Brooks (James Whitmore) que a Darabont le fascinaba. Andy Dufresne es un hombre inteligente, cultivado que ama la lectura, la ópera “Las bodas de Figaro” de Mozart, suena estruendosa en la prisión, la cultura le libera a pesar de las dos semanas en el agujero por desobediencia:”la emoción y la esperanza es algo que no te pueden arrebatar”, comenta Andy (Tim Robbins) a su amigo Red (Morgan Freeman), el actor de color que sirve de punto de apoyo testimonial y narrativo, en mi opinión, dos de los actores más sólidos del cine norteamericano.

La curiosa invocación de diversas mitologías femeninas (Rita Hayworth, Marilyn Monroe y Raquel Welch) tres musas para tres decenios, los años 40-50-60 evocan el tiempo de cautiverio, son los posters que cubren las paredes de su celda. El film mantiene su interés durante sus 140 minutos gracias a una sólida columna vertebral narrativa capaz de integrar diversos discursos paralelos y articularlos convenientemente. Aunque es un film de factura convencional, está filmado con inteligencia mostrando la cara más siniestra de la justicia, la corrupción jerarquizada construida con impecable lógica, y el barniz poético que, a pesar de cierta sordidez, la recubre.
Antonio Morales
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