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Voto de Antonio Morales:
10
Drama Wladyslaw Szpilman, un brillante pianista polaco de origen judío, vive con su familia en el ghetto de Varsovia. Cuando, en 1939, los alemanes invaden Polonia, consigue evitar la deportación gracias a la ayuda de algunos amigos. Pero tendrá que vivir escondido y completamente aislado durante mucho tiempo, y para sobrevivir tendrá que afrontar constantes peligros. (FILMAFFINITY)
13 de enero de 2014
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Corría Septiembre de 1939, Hitler invade Polonia y el mundo contiene su aliento. Wladyslaw Szpilman, un humilde pianista de origen judío, se gana la vida interpretando la delicada y tierna música de Chopin (Nocturne en C-Sharp Minor, 1830), en la radio de Varsovia hasta ser bombardeada por la ignominia germana. El pianista y su familia se ven desbordados por el horror de la persecución nazi, entre vejaciones y marcados como el ganado, despojados de sus enseres, ante la indiferencia de sus conciudadanos. Ya nada volverá a ser como antes ¿Su delito? Ser judíos. Roman Polanski recrea su niñez, a pesar de nacer en París, también era polaco y judío de origen, sus padres fueron internados en un campo de concentración. Ella católica, murió, él judío, tuvo mejor suerte. El cineasta cuando era niño sobrevivió al bombardeo de Varsovia y al gueto de Cracovia.

“El Pianista” es una película sobrecogedora y emotiva, quizás la menos personal, en cuanto a estilo, de la larga filmografía de Polanski, pero está hecha con el corazón y la deuda de la memoria hacia unos inocentes que fueron humillados y masacrados por el odio mas abyecto. Esta desgarrada y sórdida odisea está basada en hechos reales, en las memorias de Wladyslaw Szpilman, que las había escrito en 1946, pero las autoridades comunistas polacas no le permitieron publicarlas. No viviría para ver la película, murió en el año 2000 a los 88 años, personaje que borda Adrien Brody en el papel de su vida, con el que merecidamente, en mi opinión, ganó el Oscar como mejor actor y le encumbró al mundo de Hollywood. La película obtuvo incluso los Oscar al mejor director y al mejor guión adaptado (una vez más la realidad, supera a la más ingeniosa imaginación), además de la Palma de Oro en el Festival de Cannes.

Una cinta que nos deja helados por su crueldad abominable, su realismo desnudo, sin incisos ni subrayados, su recreación de una Varsovia asolada por la destrucción y la muerte, una soberbia visión sobre el holocausto, como fruto de la desafección hacia el ser humano. Polanski nos muestra la degradación hacia la soledad absoluta que experimenta Szpilman, su rostro denota la angustia, la humillación, enfermo, hambriento y entumecido por el frío del severo invierno polaco, su lucha por sobreponerse a las adversidades, escondiéndose como una rata en pisos abandonados y destruidos por la aberrante locura irracional de la guerra.

La película es de una factura portentosa en todos los aspectos técnicos, la ambientación es descriptivamente aterradora. Pero el cineasta nos deja un mensaje esperanzador, en mi opinión lo mejor del film, el amor por el arte, en este caso la música, como un lenguaje universal que transmite sentimientos para cualquier ser humano. Propiciando la fraternidad entre los hombres de cualquier condición, raza, país o estrato social. En una escena memorable que cuento en spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Antonio Morales
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