Yo que siempre he sido de la opinión que ciertas historias es mejor dejarlas donde están, en esta no me hubiese importado ver una segunda o tercera temporada, inclusive lo hubiese preferido. La serie me parece fantástica, pues aunque en ocasiones transcurre excesivamente lenta, consigue atrapar al espectador o al menos conmigo lo ha logrado.Primeramente por la historia que cuenta, que pese a estar vista ya en películas, el dilema eterno de inocente o culpable, no en todas es captada correctamente y seguidamente por la inmejorable interpretación de los protagonistas. Por un lado el ¿inocente? con su cara de "cordero degollado" inundando las pantallas y por otra el abogado con su dermatitis a cuestas y por tanto la serie acaba siendo una crítica al sistema judicial además de al sanitario.