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España España · Sevilla
Voto de Atlantis:
9
Intriga A casa de dos estudiantes van llegando los invitados a una especie de fiesta de fin de curso. El invitado que más temen es su tutor y profesor, un astuto criminólogo que sostiene que el crimen perfecto no existe, aunque ellos se han propuesto demostrar lo contrario. En efecto, con su llegada crece cada vez más la tensión y el nerviosismo de los jóvenes. Y no es para menos, porque tienen un cadáver encerrado en el arcón que sirve de mesa para la cena. (FILMAFFINITY) [+]
24 de diciembre de 2010
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y no hay más. El director toma la obra de Patrick Hamilton y le da una vuelta de tuerca que excede la puesta en escena. Si Phillip y Brandon juegan a ser Dios, Hitchcock no iba a quedarse atrás.

Ellos matan a un hombre, lo esconden en un arcón e invitan allí mismo a su padre, a su profesor y a su prometida -entre otros-, con el único propósito de crear una macabra obra de arte, una situación artística por el riesgo que entraña y que, a su vez, demostrase que como hombres superiores, la ética y los valores social-culturalmente tolerados están por debajo de su propia voluntad. Hitchcock lejos de presentar los hechos de forma convencional también se arriesga para demostrar su genio, su particular superioridad, en este caso su visionario virtuosismo técnico. Rodando la película entera en un puñado de planos-secuencia (8 o 9) asesina realmente al cine, lo priva de su esencia que es el montaje, y lo hace sólo para demostrarnos que haciéndolo puede crear una gran película donde el ritmo y la intriga no sólo no decaen sino, me atrevería a decir, se acrecentan. El espectador es el invitado a su peculiar fiesta y, cuando descubre el crimen (y si no está previamente informado, por la fama que precede a la película, quizás no lo descubra), se muestra asombrado.

Si bien es cierto que esto convierte a la película en un vehículo de autolucimiento del señor Hitchcock, no debe cegar este hecho la proeza que es filmar la película siguiendo el propio ideal de los protagonistas. Es como si el mismo Brandon la hubiera dirigido.

Por supuesto para crear esta maravilla técnica, la planificación previa es impresionante: el sistema de iluminación, el fondo de la ciudad en oscuridad paulatina, los travelling de cámara por las habitaciones, etc. Lástima que no pudiera ser filmada "de una pieza", por las carencias tecnológicas del momento, lo cual hubiera dado al conjunto una mayor coherencia, ya que los cortes entre planos-secuencia cantan demasiado, en especial los que se quedan en la espalda de los actores. El único gran error de la propuesta.

La puesta en escena requiere de los actores una interpretación teatral, con grandes parrafadas memorizadas. El trío protagonista se desmarca en este sentido. Además podemos ver, mucho más que insinuadamente, el curioso hecho de una homosexualidad clara en la sádica pareja asesina y una crítica (autocrítica en este caso) a la discriminación basada en criterios intelectuales, o al menos el arrepentido Rupert toma esa posición, ya que el director continua con su propia obra de arte hasta el "The End"
Atlantis
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